Cuando una persona inicia su entrenamiento en la autodefensa, siempre le surgen muchas preguntas referentes a qué pasaría si el agresor hace algo distinto, ‘y si es zurdo, muy fuerte, alto, tiene un arma’, etc.,  lo cual es absolutamente natural. La respuesta a todas esas interrogantes, es entrenar por ‘instinto’.

Ese término se refiere a trabajar en el centro de clases con el escudo de manos y pies, técnica en la cual, desde el principio se busca desarrollar la capacidad de detener todo tipo de golpes, desde todos los ángulos posibles, emulando el ataque de un oponente enardecido.

Bajo esa premisa, el cuerpo reacciona de acuerdo a la agresión, y las manos y antebrazos se convierten en auténticos escudos con los cuales nada pasa, los ganchos, golpes rectos, circulares y todos juntos a la vez se estampan con el escudo del ‘instinto’. Para dar una idea del cómo es esto, basta que el lector levante ambas manos con las palmas unidas como en posición de rezo, luego sepárelas a la alturas de su rostro, si vienen golpes rectos sólo acerque las palmas, si vienen circulares o ganchos, mantenga la posición de las manos para que nada le golpee zonas vulnerables.

Esta técnica desde la primera vez otorga al estudiante una herramienta de protección y defensa, ya que en primera instancia se debe aprender a bloquear para poder contraatacar con éxito.

Haciendo esto y emulando la forma de actuar de los peleadores callejeros, se puede bloquear cualquier acción. Sólo hay un secreto que no es secreto…entrenar.

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