Hoy entra en vigor el Protocolo de actuación policial de la Secretaría de Seguridad Pública del DF para el control de multitudes. Por increíble que parezca, la ciudad de las marchas y los mítines no tenía uno.

El Protocolo dará clara legalidad a los policías para enfrentar a multitudes violentas o que afecten la vida de los ciudadanos.

Tipifica, por ejemplo, conceptos que no estaban bien determinados, como: arenga, bloqueo, concentración, dispositivo, linchamiento, manifestación, marcha, mitin, motín, plantón, sustancias irritantes en aerosol.

“En el caso de que la multitud se torne violenta”, el Protocolo establece que se procederá conforme a la escala del uso de la fuerza, que va de “la persuasión a la reducción física de movimientos, a la utilización de armas incapacitantes no letales, al uso de armas de fuego o fuerza letal”.

—¿Letal?

—Si hay una agresión real, actual, inminente contra la fuerza pública o cualquier persona, las podremos usar —puntualiza el secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida.

—¿Habría sido el caso del 1 de diciembre?

—Será en el caso en que haya una agresión que pueda privar de la vida a una persona. Evidentemente, no pretendemos eso. Buscaremos la negociación y no llegar a esa escala.

El Protocolo, por supuesto, se blinda con referencias a la concordancia con los derechos humanos y los criterios de excepcionalidad, necesidad, proporcionalidad.

Hay norma jurídica, pues. Oportunidades de aplicación no faltarán. Veremos si las autoridades del DF están dispuestas a acabar con las agresiones a policías y ciudadanos “sin causa”, simples mortales.
Acabar en serio.