Es para Ripley

De risa loca que el Ipepac, donde María Elena Achach Asaf se caracterizado por sus decisiones 'monárquicas', quiera enseñar a estudiantes sobre procesos democráticos... el mundo al revés.

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¿La difusión de la democracia electoral en manos del Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (Ipepac) y de su actual presidenta, María Elena Achach Asaf? Ah, caray, eso sí que está para Ripley, o sea, “aunque usted no lo crea”.

Y es que anteayer, martes, el Ipepac y el Conalep que dirige el siempre sonriente políglota Manuel Carrillo Esquivel, suscribieron un convenio de colaboración en materia electoral, que no -todavía- electorera, para que los alumnos de quinto y sexto semestre de esa institución educativa conozcan y se preparen en diversos aspectos como el plebiscito, la iniciativa popular, el referéndum; en sí, todo lo relacionado con una actividad democrática.

Es interesante este acuerdo, convenio o como se le quiera llamar, ya que la preparación de la juventud en procesos electorales siempre rendirá frutos a no muy largo plazo. La importancia de votar y conocer los derechos electorales de los ciudadanos forma parte de esa real democracia a la que México siempre aspira a llegar y que, en contadas ocasiones, ha conseguido.

Pero nunca falta el “prietito en el arroz”. De entrada, la actuación de doña María Elena al frente del Ipepac, en tiempos que no son electorales todavía, es ampliamente cuestionable. Las investigaciones publicadas en Milenio Novedades, donde se da cuenta de situaciones, precisamente, nada democráticas al interior de ese órgano electivo, llaman a la preocupación y también a la reflexión.

Achach Asaf, tan pronto como entró al Ipepac como flamante encargada de “resguardar” la democracia electoral en Yucatán, empezó con una depuración de buena parte de su personal. De entrada, dio de baja a algunos empleados de cierto rango y salario para darles cabida a “sus amigos”, porque, como ella mismo admitió a este periódico: “¡Claro que son mis amigos!”.

Posteriormente, y sin importarle las trayectorias de otros trabajadores, les redujo el salario y los degradó de puestos, previa advertencia (amenaza) de que si no aceptaban se iban de nachitas a la calle.

Y, la verdad, amigos lectores, la calle está dura en tiempos actuales. Y más aún. La presidenta consejera del Ipepac tuvo la “gracia” de aumentarse el salario un buen porcentaje. Cualquier mente perversa -muy pocas en esta vida y en política menos, claro- pensaría que la lana que sobró de las rebajas salariales fueron a parar al porcentaje de incremento de la señora. ¡Mentes cochinas!

Primera caída.- El convenio con el Conalep también debería incluir algún taller sobre cómo enseñar la “rasurada”, y no de padrón electoral, del personal que, simplemente, no le cayó en gracia a María Elena Achach.

Segunda caída.- Otro aspecto interesante del convenio puede ser cómo relevar a equis personal y sustituirlo por “amigos”, sin antes un proceso democrático del voto directo y secreto, o chance, un pequeño plebiscito.

Tercera caída.- ¿Democracia con María Elena Achach Asaf? No es precisamente lo que alumnos deben aprender.

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