Esperamos lamentaciones

Rumbo a las elecciones de 2015 los políticos se blindaron para que entre ellos mismos no puedan hacerse señalamientos durante el proceso electoral.

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Ahora resulta que los políticos tienen la piel más sensible que los ciudadanos porque la expresión contra un político puede ser considerada como una arbitrariedad. Esto llevará a que los políticos vivan en un mundo de fantasía durante sus campañas electorales aprovechando que pueden manejar la ley y aprobar lo que a ellos se les ocurra.

Rumbo a las elecciones de 2015 los políticos se blindaron para que entre ellos mismos no puedan hacerse señalamientos durante el proceso electoral, buscan tener un camino limpio para alcanzar los objetivos que desde este momento están transando.

Con la iniciativa de reforma electoral local aprobada la semana pasada, los políticos quieren vender una imagen al elector de que son blancas palomitas, ya que será difícil poder hacer críticas sin que ellos se quejen.

Esta legislación en particular resulta lamentable, porque en pleno siglo XXI, cuando supuestamente es momento de hacer leyes de avanzada, se retrocede en cuanto a la libertad de expresión, y aún más, en un asunto tan sensible y decisorio como son las campañas electorales. Ante la vista del ciudadano es un paso atrás porque en lugar de que, conforme vayan transcurriendo los años, se de la modernidad y se fortalezca el debate en una campaña electoral, ahora se está planteando que si algún candidato a los cargos de elección popular cometió infracciones o irregularidades en el ejercicio del cargo anterior aquéllas no puedan ser señaladas porque sería considerado una arbitrariedad.

La legislación aprobada por unanimidad de los diputados dice lo siguiente: “En la propaganda política electoral que difundan los partidos políticos o los candidatos independientes deberán abstenerse de expresiones que denigren a las instituciones y a los propios partidos, o que calumnien o difamen a las personas”.

Ahora habrá que estar pendiente de las leyes secundarias en las que los partidos políticos, a través de sus legisladores, van a precisar cuáles serán las sanciones por atreverse a señalar a los candidatos y sus irregularidades durante las campañas electorales, aunque muchas de aquéllas son visibles pero muy difíciles de comprobar.

Lo más interesante de esto es que los mismos políticos se van a enfrentar a una legislación que después van a querer cambiar, ellos mismos se están poniendo una limitante que no van a poder cumplir, y para ejemplos están muchas de las otras cosas que han legislado y de las que hoy se lamentan.

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