Es triste ver cómo, en las últimas semanas, dirigentes sindicales, senadores de la República, diputados locales y federales de los diversos colores representados en el Congreso de la Unión han convertido el tema de la reforma laboral y la educativa en una verdadera “pachanga” que podría desencadenar en el caos social. El protagonismo de unos y los intereses afectados de otros sólo sirven para hacer más confusa la situación, pues cada quien ve con diferente color los riegos. Analicemos algunas artimañas usadas, como la convocada a una mega marcha del próximo 31 de enero.

El PRD hace lo propio desde la tribuna de San Lázaro convocando a movilizaciones, plantones, mega marchas;  en fin, todo aquello que perturbe la paz social de los ciudadanos. Uno de los mozos de estoque de la maestra Gordillo, Francisco Hernández Juárez, líder de los telefonistas y de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), aseveró que “el gobierno de Enrique Peña Nieto representa más de lo mismo y no se perciben cambios para mejorar el bienestar de las familias mexicanas”. Enfila baterías contra Televisa, a la que acusa de ser promotora y patrocinadora de los malos gobiernos de los últimos sexenios, y para protestar contra la reforma laboral, convoca a una mega marcha en todo el país el 31 de este mes.

La dueña de este circo, Elba Esther Gordillo Morales, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, aclaró, en entrevista hecha por Carlos Marín, director de Milenio, que “su oposición a la Reforma Educativa sólo se debe a la amenaza a los maestros con la palabra perversa de permanencia”, que a su parecer pervierte la evaluación. Sería bueno preguntarles a los maestros cómo veían la evaluación de Carrera  Magisterial que les aplicaba su yerno Fernando González Sánchez, cuando era el subsecretario de Educación Básica. Insiste en que “se deben cumplir los reglamentos y respetar las condiciones laborales de trabajo”, esto todos los maestros lo hacen. Aseveró que “está de acuerdo en que haya una reforma educativa” y enfatizó que “sí estamos con la reforma” y con sus puntos, pues al SNTE le interesa el principio elemental de tener una educación de gran calidad, de excelencia. Finaliza con “yo quiero que el gobierno recupere la rectoría del Estado en materia educativa”. Entonces por qué tanto ruido ¿o hay algo que no debamos saber?