¡'Expulsación', árbitro, 'expulsación'!
De manera espléndida el árbitro de la final de futbol por poco se aplica autoexpulsación con tal de ganarse un papel en Mi corazón es tuyo.
De hecho no se sabe a quién se ha puesto a prueba de manera más acuciosa, injusta y decidida: a Antonio Mohamed, cuyo melodrama ranchero superó al de La fea más bella cuando El Turco fue despedido triunfante por no festejar al estilo de El Piojo Herrera.
Algo solo comparable con recibir una terapia de choque de la Ceteg en éxtasis (en vez de criticarlos deberían usar sus habilidades para apañar al mexicano, no el de Higa ni el de Oslo, sino el del Estado Islámico) o quedarse esperando, como Mancera, a que el PRI cumpla los acuerdos para una reforma política en el DF. O don Luis Videgaray, objeto de acusaciones y señalamientos solo por no querer vivir en quinto patio ni tener que hacer toda esa tramitología bárbara y conseguir un crédito del Fovissste para un departamentito de interés social.
Hizo muy bien el secretario Videgaray en negar tráfico de influencias respecto a sus posesiones inmobiliarias, confirmar que su probidad está fuera de discusión, mientras confirmaba con valentía que ante la insidia no vendería su casa en Malinalco, al contrario de la primera dama que tristemente cayó en la provocación.
O en la confusión como la que se vive en la patria en vilo. Las imágenes están tan distorsionadas que lo que fue un enfrentamiento entre federales y estudiantes en Chilpancingo, tierra mágica, se podían confundir con uno entre policías y la porra de los Ti-gue-res a la que cercaron como si viniera de Ayotzinapa. Y aun así la fanaticada le echó más ganitas que el apocado equipo de El Tuca.
Cómo estarán las cosas de turbulentas que hasta los estudiantes del CIDE, institución donde muy difícilmente se aprueban las luchas sociales, exigen que al ex góber de Guerrero Ángel Heladio Aguirre Rivero se le someta a juicio político.
Como sea, ya diversos medios acreditados establecieron para los sospechosistas que gracias a sus trabajos al lado de Pedro Aspe, al ritmo de la pobreza-es-un-mito-genial, don Luis pudo consolidar los recursos necesarios para hacerse de sus bien ganados bienes.
Digo, teniendo la razón de su lado, aunque los panistas que están en estos días más bravos que los de Morena, afirmen que las explicaciones del secretario de Hacienda no son suficientes. Por su escepticismo baja el petróleo y sube el dólar.
Lo que sí resulta increíble es que haya a quien le importen estas cosas, cuando de manera espléndida el árbitro de la final por poco se aplica autoexpulsación con tal de ganarse un papel en Mi corazón es tuyo.