Fausto Vallejo tiene que disculparse e irse a su casa
Las reuniones podrán ser inmorales, pero no configurarán la comisión de un delito.
Hace bien el comisionado federal Alfredo Castillo en lavarse las manos y afirmar que corresponderá a la PGR determinar la veracidad del video de unos cuantos segundos que se difundió ayer: el buscado video de la reunión de La Tuta con Jesús Reyna, entonces coordinador de la campaña a gobernador de Fausto Vallejo.
Pero el video, acaso, refuerza lo ya conocido, la celebración de al menos dos reuniones de priistas y templarios en Tumbiscatío en la temporada electoral de 2011. Las reuniones podrán ser inmorales, pero no
configurarán la comisión de un delito.
Lo que sí termina de dejar en claro esa grabación es el nexo en aquellos comicios entre el PRI y los criminales. Fausto Vallejo derrotó a Luisa María Calderón por 53 mil votos (2.8 por ciento). Esa ventaja no surgió de los grandes centros urbanos, como Morelia o Zamora, más o menos a salvo de los templarios. El PRI marcó la diferencia en las zonas de alta presencia criminal: Lázaro Cárdenas, Apatzingán, Uruapan.
En donde pudo, el crimen impuso su ley. Retrotraigo como ejemplo aquella grabación que difundimos en
MILENIO Televisión (noviembre 22, 2011), en donde la voz de un templario exigía el voto a favor del candidato priista a la presidencia municipal de Tuzantla, “o se les quemará la casa con todo y familia”.
Más que de averiguaciones previas, esa parte de la crisis michoacana es de ética pública. Fausto Vallejo ganó con las pistolas y rifles de La Tuta y los suyos. Es hora de que se disculpe y se vaya a su casa.
Si es que todavía aspira a ser recordado como una persona honorable.