Filey: cambios necesarios
Consideraciones sobre la reciente destitución de Rafael Morcillo al frente de la Filey. Retos y oportunidades para la Uady, que asegura su continuidad.
La semana pasada trascendió en diversos medios locales una noticia que en lo que va del mes ha sido lo más relevante en materia de cultura y políticas culturales: Leer por placer A.C. y su dirigente, Rafael Morcillo, quedaron fuera de la organización de la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán, debido a que las autoridades de la UADY decidieron no renovar un contrato -bastante dilatado ya- por cinco años.
Al comunicado del 9 de mayo, pronto le siguió otro de la casa de estudios: “Ha llegado a su fin el contrato correspondiente. El acuerdo de voluntades firmado por las partes concluyó el pasado 30 de abril. La Universidad Autónoma de Yucatán mantiene su compromiso con la comunidad universitaria y la sociedad en general de continuar celebrando la Filey-UADY como parte de su Programa Institucional de Cultura para el Desarrollo, con el apoyo de diversos organismos y destacadas personalidades del medio cultural”.
Consternado como estaba -al igual que la opinión pública-, me entregué a diversas ensoñaciones reflexivas a las cuales pronto acudió el Óraculo del Dzalbay en mi ayuda, revelándome diversas notas que hablaban de “desorden administrativo” propiciado por la organización de la feria, mismo que resultó intolerable para el rector José Williams.
Como es sabido, la pluma que esto suscribe desde la primera edición de la Filey adoptó una actitud crítica hacia su director, siendo testigo de diversas irregularidades y actitudes que, lejos de estar encaminadas al aprovechamiento de millonarios recursos para el fomento del libro y la lectura, se decantaban hacia el enaltecimiento de Morcillo y sus allegados, encumbrándolo en el poder político del cual hoy ya no es depositario.
Eso quedó consignado oportunamente en este y otros espacios, que no se vieron seducidos por el canto de las sirenas materializado en silencio a cambio de prebendas publicitarias y de otra índole, como algunos medios que se sumaron a una cobertura condescendiente y acrítica de un asunto primordial para los que amamos la literatura y el oficio periodístico. La prueba puede constatarse en la reciente publicación de una biografía de Rafael Morcillo, condescendiente y, lo que es peor, lisonjera y aburrida.
Ahora el rector de la UADY se enfrenta a un reto y una oportunidad: asegurar la continuidad de la Filey dejándola en manos de un consejo constituido por académicos, escritores, promotores culturales y ciudadanos, de manera que su dirección nunca más vuelva a ser detentada por un individuo, sino por los intereses de una colectividad orientada hacia el trabajo social en cuanto a lo literario.
Las esperanzas continúan así, a la espera...