La fortaleza del débil

Encontrar la fortaleza necesaria para encauzar nuestra vida cuando se ha sido un niño abusado por sus compañeros no es algo fácil de lograr...

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Un gran número de personas han logrado a través de su vida superar un inicio incierto, casi siempre marcado por infancias poco agradables, adolescencias sufridas y conflictivas; indudablemente en mucho la familia contribuye a poder superar muchas de estas situaciones, aunque todo se complica, y mucho, cuando la familia en lugar de ser soporte acaba siendo obstáculo en el camino de los niños y jóvenes; edificar nuestra propia personalidad en estas circunstancias es algo que demanda mucho más esfuerzo y desgraciadamente no todos los niños y jóvenes poseen la fortaleza necesaria para hacerlo sanamente.

Encontrar la fortaleza necesaria para encauzar nuestra vida cuando se ha sido un niño solitario, un tanto impopular y frecuentemente abusado por sus compañeros no es algo fácil de lograr. Es innegable la influencia de nuestros primeros años en el resto de nuestra vida, pero a pesar de ello no nos determina para siempre; las situaciones que hayan podido afectarnos en estos momentos pueden ser superadas con el tiempo, en ocasiones lo podremos hacer nosotros mismos, en otras circunstancias agradeceremos la mano amiga de quien legítimamente interesado en nosotros nos ofrezca su apoyo generoso.

Muchos padres se equivocan al tratar de auxiliar a sus pequeños; esforzados en rodearlos de todo lo necesario para tener un ambiente confortable, tienden a olvidarse que ellos como personas son mucho más importantes que sus ingresos, se olvidan que siempre un hijo sufrirá muy poco o nada por los tenis, televisores, juguetes o ropa de marca que nunca tuvo, pero recordará perfectamente las fiestas, eventos escolares, vacaciones y noches que sus padres no estuvieron junto a él, tendrá recuerdos menos intensos de sus autos, casas o viajes, pero muy vívidos de los elogios de sus padres o peor aún de sus insultos y agresiones.

Si el medio ambiente, ya sea la familia, amigos o escuela, parece esperar muy poco del niño o joven, él tenderá a ofrecer muy poco; las expectativas bajas producen resultados bajos, es la clásica profecía que se le endilga a los niños: “Eres un flojo” y finalmente acabará siéndolo porque hacia ahí lo estamos dirigiendo; por el contrario querer hacer al joven una persona “perfecta”, competitiva e infalible traerá tal presión sobre él que le producirá frustración y baja autoestima.

El ser humano, todo ser humano, necesita en el transcurso de su vida el apoyo de al menos una persona que le demuestre que en realidad le importa su destino, que con hechos le demuestre que está interesado en ayudarlo a salir del estado en el que se encuentra; son todos esos ángeles con apariencia humana con los que nos cruzamos en la vida,  que pueden ser desde un maestro hasta un compañero de clase, una tía, un compañero de trabajo, un amigo e incluso en ocasiones un completo desconocido.

De alguna manera todos y cada uno de nosotros hemos pasado en la vida por momentos ingratos, instantes en los que nuestras carencias y debilidades salen a flote. ¿Qué es entonces lo que marca a las personas que logran sobreponerse de las que no logran hacerlo? En el ambiente de la psicología se habla de la resiliencia como la capacidad de recuperación que cada uno de nosotros tiene ante los golpes de la vida; como todos somos diferentes, cada uno de nosotros tiene una capacidad de resiliencia distinta, algunos la tienen más otros menos.

Factor determinante para superar estas adversidades a lo largo de nuestra vida es el coraje, esa valentía que encontramos en nuestro interior y se manifiesta por medio de la perseverancia y la determinación. Entre la debilidad humana y oculta entre sus limitaciones se encuentra esa chispa de valentía y coraje necesaria para superar las adversidades. No es grande aquel que nunca ha sido débil, grande es aquel que con empeño se ha elevado por sobre sus debilidades, limitaciones y miserias. Todos los seres humanos, hermanos en la imperfección, también lo somos en la voluntad y la valentía. Apoyándonos unos a otros prenderemos en nuestro interior esa chispa de coraje que nos permitirá sobreponernos a nuestra debilidad.

No todos tenemos las mismas capacidades de resiliencia, coraje, determinación o perseverancia, por eso aquellos que se encuentran entre los más débiles tienen mayor mérito, ellos son poseedores de una forma muy especial de coraje, son aquellos que con menos recursos han de luchar más y en su lucha se encuentra la belleza del éxito de su espíritu.

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