Futuro

¿Qué nos depara el futuro? ¿Qué escenarios de análisis visualizan los expertos y cuál es su pronóstico para lo que resta de este siglo XXI?

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He estado hablando en esta columna del calentamiento global, concentrándome en las causas, efectos e impactos que ya han ocurrido hasta hoy. Pero, ¿qué nos depara el futuro? ¿Qué escenarios de análisis visualizan los expertos y cuál es su pronóstico para lo que resta de este siglo XXI?

La magnitud de los impactos del cambio climático que observaremos y padeceremos en las próximas décadas y hasta el final del presente siglo dependerá en gran medida de la cantidad de gases de efecto invernadero que se emitan globalmente, de modo que, para efectos de análisis, se han previsto dos escenarios distintos: uno optimista, en el cual se toman de inmediato acciones que efectiva y sustancialmente reduzcan las emisiones, y otro pesimista en el cual las emisiones continúan aumentando al mismo ritmo observado hasta hoy o con muy pequeñas reducciones.

Desde esta óptica, la temperatura ambiente promedio en el planeta se incrementará, dentro del escenario optimista, entre 1.5 y 2.5 grados Celsius para la parte final del siglo XXI (2070-2099), comparada con las temperaturas promedio registradas en similar período del siglo pasado (1970-1999); y si ocurriera el escenario pesimista, este incremento estaría entre los 3.9 y 4.5 grados Celsius.

Un parámetro de alta importancia para la agricultura y para mantener en balance los ecosistemas es la humedad relativa del suelo, la cual se verá afectada por los incrementos de la temperatura y los cambios en los índices de precipitación pluvial. Se registrarán reducciones de humedad de hasta 5% en el escenario optimista, y hasta 10% en el pesimista, con algunas zonas de gran vulnerabilidad que podrían registrar reducciones de hasta 15% o mayores. Datos referidos a los mismos períodos usados en el párrafo anterior.

Los índices de precipitación a nivel mundial tendrán un comportamiento que podría parecer extraño, con reducciones (mayor sequía) de moderadas a importantes cerca de los trópicos, e incrementos (mayor cantidad e intensidad de aguaceros) en las zonas muy al norte. Con los modelos de predicción del clima utilizados, incluso se ha llegado a segmentar este análisis por cada estación del año, encontrándose que durante el verano (en el hemisferio norte) es cuando los cambios son menos intensos, siendo más severos en otoño, invierno y primavera. Una gran parte de México podría sufrir reducciones mayores del 30% en la precipitación promedio anual. En 25 diferentes modelos de simulación y predicción, se obtuvieron resultados consistentes para afirmar que, entre 2080 y 2099, en casi todo México se incrementará en más de un 20% el número de días secos consecutivos, definiendo 'día seco' como aquel en que se recibe menos de 0.04 pulgadas de precipitación pluvial en el área de estudio.

Desde que empezaron a llevarse registros confiables del nivel del mar alrededor de 1880, éste se ha incrementado en aproximadamente 8 pulgadas, y se considera que para el año 2100 se haya incrementado entre 1 y 4 pies (12 a 48 pulgadas) adicionales.

Como que ya va siendo hora de actuar, ¿no lo crees?

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