El futuro en nuestras manos

Los intensos procesos que día a día trastornan la funcionalidad de Mérida hacen pensar en la urgente necesidad de establecer procesos de cambio.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los intensos procesos que día a día trastornan la funcionalidad de Mérida como ciudad ordenada y con conectividad hacen pensar en la urgente necesidad de establecer procesos de cambio que nos conduzcan de nuevo a una ciudad equitativa, moderna y ordenada. En este sentido, es urgente definir los elementos que permitan que nuestra ciudad, hoy día sometida a severos procesos de degradación progresiva, pueda resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficiente, lo que incluye la preservación y restauración de sus estructuras y funciones básicas. Este proceso, denominado resiliencia urbana, está vinculado a los conceptos dinámicos de desarrollo y de crecimiento urbano; la resiliencia es un proceso y no una respuesta inmediata a la adversidad; es una evolución de manera integral hacia lo correcto. 

Los procesos de resiliencia urbana no corresponden a una nueva técnica de gestión de emergencias, son mucho más que eso. Lo que debe proponerse son acuerdos de todos los que habitamos la ciudad hacia una nueva mirada sobre la estructura y los procesos del desarrollo, que hoy día nos están conduciendo a una ciudad cada vez más dispersa y desconectada. 

Si vemos la cantidad de proyectos de todo tipo, comerciales, educativos, residenciales, de servicios, etc., que se están desarrollando y que se piensa desarrollar al norte de la ciudad, en el amplio espacio entre Santa Gertrudis Copó y Temozón Norte, sin un proyecto previo de ciudad, es decir, de infraestructura urbana de todo tipo, no podemos menos que preocuparnos por el escenario que a corto plazo generará todo tipo de demandas y problemáticas, como ya están ocurriendo en torno a la carretera a Tizimín. 

Es por ello que es urgente que se inicien procesos de resiliencia urbana que permitan un avance social integral; es decir, definir una estrategia de crecimiento urbano que evite los congestionamientos, la falta de conectividad, la inseguridad y que procure un entorno medio ambiental respetado y mejorado, todo ello en beneficio de todos y en todo. Trabajemos juntos, sociedad y gobierno, en la construcción de un verdadero programa de desarrollo urbano que defina la ciudad antes de la ocupación de los espacios.

Lo más leído

skeleton





skeleton