¿Ganará el PRI 14 de 14?

En Baja California, los electores muestran dos características diferenciadas respecto al país: volatilidad electoral y abstencionismo.

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No es la primera vez que se dan declaraciones inoportunas desde la dirección nacional del PRI. Las de ahora, sobre el carro completo en los comicios que vienen, son impropias y falaces. Lo dicho lastima y debilita a quienes en el PRD y PAN suscriben el Pacto por México. Además, no es el factor “Presidente” el que determina la suerte de una elección local; los factores son el candidato, el gobierno local y los partidos. Es explicable que en el PRI haya júbilo por lo alcanzado por el presidente Peña, pero esto no se traslada en votos. Además, el PRI, como tal, continúa con imagen adversa.

Una lectura rigurosa de las elecciones muestra que corren por distinta cuerda la intención de voto y la evaluación de gobierno. Un ejemplo es la elección de 2012. Calderón contaba con un buen nivel de acuerdo y calificación; sin embargo, el deseo de continuidad del PAN en el gobierno fue entre 30% y 33% en el año previo a la elección. Si esto vale para la presidencial, mucho más para comicios locales, allí entra en juego la evaluación del gobernador y la del alcalde, así como el perfil de los candidatos.

En Baja California ocurre la elección más importante. Allí los electores muestran dos características particularmente diferenciadas respecto al país: volatilidad electoral y abstencionismo. El alineamiento con los partidos no supera 20% del electorado. Por otra parte, siempre Baja California, con una población mayoritariamente en la frontera, resiente de manera distinta las decisiones del gobierno federal, bien sea el IVA, el precio de gasolinas, tipo de cambio o normas sobre la conversión de la moneda. Los resultados desastrosos del PAN hace tres años se vinculan a la decisión del entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, de modificar el régimen para el depósito y la conversión de dólares, decisión justificada en las acciones para disminuir el lavado de dinero.

Es cierto que el PRI se perfila a ganar la elección de gobernador en Baja California. Pero esto no ocurre por la variable presidencial, sino por razones de carácter local. Por una parte, el gobernador Osuna Millán está bien evaluado y el PAN tiene mejor calificación que el PRI; también los gobiernos del PRI en Tijuana y Mexicali tienen muy buena calificación; sin embargo, la competitividad del candidato a gobernador, Fernando Castro Trenti, es considerablemente superior a la del de la alianza PAN-PRD, Kiko Vega. Faltan definiciones de candidatos a presidentes municipales y diputados locales. Baja California será una elección muy competida, pero el PRI hace décadas no había tenido un escenario tan favorable para ganar y todo se explica por temas de política local.

Algo semejante ocurrirá en las demás entidades del país, especialmente donde el Ejecutivo local no pertenece al PRI: Sinaloa, Puebla y Oaxaca. En el primer caso el PRI tiene buenas posibilidades en Culiacán, pero en los municipios importantes especialmente Mazatlán y Ahome, la balanza favorece al PAN. El gobernador López Valdés ha dicho mantenerse ajeno a la contienda y a los partidos, lo que hace de Sinaloa una moneda al aire, donde los candidatos serán el factor de la decisión.

En la zona metropolitana de Puebla la intención de voto se inclina hacia el PAN, pero el PRI todavía no ha definido candidato a la capital y se estima que de ser el rector Enrique Agüera tendría una opción competitiva. De otra forma, por el peso electoral de la zona metropolitana y el buen perfil de los candidatos que el PAN impulsará a alcalde y diputados locales se anticipa un resultado favorable. En Oaxaca, aunque hay desencanto con el gobierno de Gabino Cué, en la elección del Congreso y los municipios más poblados la situación favorece a la coalición gobernante.

En los estados que gobierna el PRI el escenario es complejo y depende de la circunstancia de cada una de las entidades. En el norte, Chihuahua y Durango presentan números muy favorables al PRI; en Coahuila, Tamaulipas y Zacatecas se prevé un voto mayoritario al tricolor, pero también situaciones de competencia principalmente en las zonas urbanas. En Tlaxcala el escenario no es favorable al PRI, lo opuesto de Hidalgo, donde la elección de diputados le es claramente positiva. Veracruz es una de las elecciones más importantes; el gobierno local está mejor evaluado de lo que asumen y presumen sus detractores; una vez que se disolvió la alianza opositora, la competencia se centra con el PAN en el puerto y Boca del Río, el PRI ganaría la mayoría en el Congreso.

Como se advierte, el conjunto de las 14 elecciones locales presentan escenarios de competencia cuyo desenlace se enmarca en la dinámica local. Para bien o mal, al Presidente no hay que cargarle lo que habrá de acontecer.

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