Para muchos mexicanos, el presidente Enrique Peña Nieto sepultó las esperanzas electorales de su partido, el PRI. Las manifestaciones de condena a los gasolinazos tan sanguinarios han predominado en las redes sociales, donde las multitudes han desahogado su coraje, con signos de impotencia ante la pasividad de todos los partidos políticos que tan sólo representan sus intereses de grupo.

La tregua navideña y de fin de año fue abandonada por todos aquellos que aguardan un inicio de año de pesadilla, con aumentos en el precio de gasolina que nunca habían sido aplicado de esta manera, perjudicando a un país que se ha cansado de recibir malas noticias, comenzando por lo que impacta en sus bolsillos.

El aumento en el precio de los combustibles sorprende con la guardia baja a Quintana Roo, un estado duramente castigado que ya soportó el aumento del IVA del 11 al 16 por ciento, en octubre de 2013.

La noticia pega muy fuerte en un priismo que intenta abandonar la lona, decidido a concentrar sus fuerzas para competir en los comicios de 2018, cuando estarán en juego las 11 presidencias municipales, cuatro diputaciones federales y dos senadurías, incluida una de primera minoría. Pero el monstruoso gasolinazo es la peor noticia de cierre y principio de año que pudo recibir el PRI, un partido tan raspado por las andanzas de sus ex gobernadores que pueden ser llevados ante la justicia y que ya fueron condenados por la opinión pública, como nuestro ex mandatario Roberto Borge.

Como era de esperarse, los priistas de patio intentan pasar desapercibidos ante las dimensiones del gasolinazo que ha sido interpretado como un garrotazo en el estómago, precisamente cuando las condiciones económicas son complicadísimas para las mayorías.

En este escenario de irritación colectiva, muchos consideran que el partido Morena –de Andrés Manuel López Obrador– tiene todo a su favor para ser el gran protagonista de la elección de junio de 2018, pero debemos tomar en cuenta que a nivel doméstico este partido tiene una oferta debilucha.

Porque López Obrador llevará todo el peso como seguro candidato presidencial, dando posada a dos o tres ex priistas que se despedirían de su partido, como el chetumaleño Eduardo Ovando Martínez que ya anunció su ruptura.

Los protagonistas de la elección de 2018 irán surgiendo en los partidos con mayor nivel de convocatoria, pero el mega gasolinazo pesará mucho en el ánimo de los electores, lastimando severamente a un priismo tan despreciado en entidades como la nuestra.