Geografía de los besos
Regálame un segundo y guarda mis palabras, regálame esta noche.
Recorro con besos su existencia y me detengo un segundo para descubrir la sombra de una sonrisa juguetona apareciendo entre sus labios.
La adoración y el tormento atraviesan su mirada, donde me reflejo, e inundan el momento, donde me ahogo, entre sábanas, entre la noche, entre el silencio.
Regálame un segundo y guarda mis palabras, regálame esta noche. Regálame el destino que te sobra para regresar todo el tiempo; a la gloria y a sus brazos, que es lo mismo.
Y nos vamos encontrando entre besos, tan errados y tan certeros al mismo tiempo, con un destino desfasado haciendo juego con sus ojos, con las horas, con el cielo.
Hoy le beso en un beso que durará toda la vida; su vida y la mía. Un beso retrasado por el tiempo, un beso extraviado, reclamado y robado por él mismo.
Esta noche le pertenezco, como cada noche, como cada día, como cada instante de mi vida, a partir de ahora, a partir de siempre.
En silencio, mientras se queda a media sonrisa sobre la mía, me regala tiempo y guarda mis palabras entre sus labios, entre la noche, entre el silencio.