Gobierno gastalón y opaco

El gobierno de México, todos los gobiernos, gastan, gastan y gastan.

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No significa mucho decir que este gobierno, en este año, será el que más dinero haya ejercido en la historia de México, porque generalmente cada año y con cada gobierno podríamos decir lo mismo.

El gobierno de México, todos los gobiernos, gastan, gastan y gastan. Es lógico, no habría de qué asustarse. El problema es cómo gastan.

México Evalúa acaba de publicar un interesante estudio en el que trata de iluminar la caja negra del gasto mexicano.

Estas son algunas de sus conclusiones:

1. Nuestros presupuestos no son realistas. Por ello tienen que adecuarse de manera muy significativa durante su ejercicio. Entre 2005 y 2013, las ampliaciones netas al presupuesto ascendieron a 262 mil millones de pesos anuales.

2. Las ampliaciones se destinan en una gran proporción al cajón de Ramos Generales. La responsabilidad hacendaria de estos ramos es difusa. No cuentan con normas operativas suficientemente establecidas para el manejo de los fondos que administran.

3. La estimación de los ingresos tampoco es realista. Sistemáticamente los ingresos se subestiman. En el mismo periodo de análisis, los ingresos excedentes del gobierno federal ascendieron a alrededor 243 mil millones de pesos promedio anuales. Los derechos, productos y aprovechamientos (ingresos no petroleros y no tributarios) dan cuenta de la mayor parte de este excedente.

4. El gobierno federal no explica suficientemente a qué programas y proyectos se asignan los excedentes y con qué criterios los elige. Un ejemplo es el Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros (FEIP), que recibe parte de dichos ingresos. En su origen, este fondo tenía la misión de administrar una reserva para compensar caídas en el ingreso petrolero. Hoy es un fondo que se destina al gasto.

5. El control y contrapeso legislativo es débil en la fase del ejercicio del gasto. La ASF, el brazo auditor del Congreso, no tiene facultades para intervenir durante el ejercicio del presupuesto. Trabaja con el principio de posterioridad, lo que le resta relevancia y oportunidad.

En suma, dice México Evalúa: “los ciudadanos no tenemos información suficiente para saber exactamente en qué se gasta el presupuesto adicional y tampoco para saber con qué efectividad”.

El principio para controlar desviaciones abusos y corrupción es control y transparencia del gasto. Cosa que en México no existe.

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