Para que uno de los más venerados tótems del capitalismo salvaje, Donald Trump se haya dedicado a exaltar a México como la próxima potencia mundial que desbancará a China, solo se puede deber a tres razones por encima de su propio odio contra Barak Obama:

a) lo maicearon con la promesa de darle más porcentajes de negocio en Pemex que a Pedro Joaquín Coldwell; b) tuvo una terapia de superación personal con El Piojo Herrera; c) ha podido reconocer que las reformas estructurales emprendidas por el presidente Peña Nieto conforman la más fantástica y valiente propuesta de transformación económica que se haya visto desde los tiempos inolvidables del Efecto Tequila.  

Y tiene lógica: solo un gobierno que puede prometer que no habrá menor recaudación tributaria aunque las expectativas de crecimiento se hayan venido derrapand, tiene que ser necesariamente un taumaturgo del desarrollo estabilizador. 

Para ver a México no a la manera de una economía estancada como dice el Inegi , sino como industriosa y próspera nación, seguramente Trump observó buenas señales que a nosotros, por sospechosistas, se nos escapan. Incluso debió aplaudir que Mancera se asesorara con Hollande para lograr que la ultraderecha se establezca en el DF como pasó con la France en directo. En ese sentido qué padre que ya se ratificó la pensión alimentaria del Cardenal Rivera.

Supongo que lo que se ve como una gran tragedia nacional, la michoacanización de los niños, es decir, el bullying, Trump debe considerarlo como un gran aprendizaje en lo que a capacidad de supervivencia se refiere. Si puedes salir vivo de la secundaria, puedes llegar a ser presidente del PRI-DF. 

Y es que cuando, por ejemplo, Chuayffet se refiere a luchar contra el bullying, parece que lo hace pensando en la perrada que le hicieron a los magistrados con su haber de retiro, al trolleo a Videgaray por andar lopezportilleando, no se diga la maldita costumbre de joder a los legisladores que se fueron de gorra a España al homenaje a Octavio Paz, cuando se ve a leguas que pueden recitar de memoria El ogro filantrópico.

Trump es un visionario que sí sabe valorar, no como los que le organizaron a Cuauhtémoc Blanco el homenaje en el Azteca y no en un téibol. Chale.