Grammy y chivos expiatorios en cristalería

La vida de los mexicanos sería muy aburrida sin impunidad, si el MP no funcionara como una fábrica de inocencias descompuestas.

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De la misma manera en que era absurdo el llamado de las autoridades de los premios Grammy al exigirle a los participantes abstenerse de recurrir a la exhibición de tangas, pezones y vestimenta sugerente (algo que a JLo, Taylor Swift, Beyoncé y a Rhianna les valió madres), era igualmente inútil que los burócratas de la seguridad del estado de Guerrero respondieran los llamados a resistir la tentación de recurrir a los chivos expiatorios para resolver el caso de las turistas españolas.

El concepto del “chivo expiatorio” está tan acendrado en la impartición de justicia en México que es el lubricante que le da movimiento a su viejo, retorcido y oxidado mecanismo. Ya sea en la forma de un apañón desprovisto de legalidad, a través del montaje estilo García Luna Productions o echándole la culpa al cártel del edredón, el folclor del ámbito judicial provee entretenimiento de altísimo octanaje.

La vida de los mexicanos sería muy aburrida sin impunidad, si el MP no funcionara como una fábrica de inocencias descompuestas y la investigación criminalística no fuera a la manera de una versión cutre de las historias de Peter Pérez, el detective de Peralvillo.

En un país como el nuestro que no hay dos en la vida, donde hubiera justicia pronta y expedita, y todo se resolviera, en efecto, en tiempo y forma, conforme a derecho, nos habríamos perdido de los grandes espectáculos del inspector Poiré que no Poirot, los michoacanazos fallidos de la ex procuradora Morales, la narcoguerra jelipista, la muerte Posadas Ocampo, los tres Aburto y clásicos de la picaresca como La Paca y la osamenta de Muñoz Rocha.

De ahí que las detenciones a destajo (en la lógica de Aguirre & Walton, el Puk y Suk de la ley del monte), nos llenan de esperanzas. En cualquier momento aparecerán en la lista de inculpados el gas metano, el dedo de El Maza, o los ceceacheros, los villanos del momento solo por defender su derecho a debatir sobre la naturaleza de las reformas al sistema de los CCH de la UNAM. Hay que recordarle al rector Narro que por menos que eso cayó Carpizo.

Como sea, reconforta que frente a este panorama de chivos expiatorios en cristalería, Osorio Chong recurra al Gagnam Style para asegurar que el plan anticrimen de EPN dará resultado.

Lo mismo prometió Calderón. 

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