Gran vergüenza
De entrada, la función de los seleccionados por Víctor Manuel Vucetich es, por mucho, hacer las delicias de millones de mexicanos.
Hay de vergüenzas a vergüenzas. Por ejemplo, la “maestra” Elba Esther Gordillo (in)Morales, de ser la todopoderosa lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a una vulgar presidiaria reducida en su poderío.
También está la decadencia del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien está confinado a una universidad gringa donde, supuestamente, labora como académico e investigador. De ser el más “iluminado” de los panistas, a ser el más odiado por un grupo de los mismos blanquiazules, liderado por Gustavo Madero.
Y cómo no mencionar al “loquito” de Andrés Manuel López Obrador, detractor ahora del PRD y administrador de su famoso Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), quien no pasa de los ridículos y carece ya de su otrora convocatoria masiva. Después de tantos desatinos y, al mismo tiempo, con un ego más grande que el planeta tierra, López Obrador sabe –aunque no quiera reconocerlo– que no tiene el mismo “punch” que hace 10 ó 12 años. Y, por lo general, incurre en ridículos y demás actitudes vergonzantes.
Pero, aunque no muy lejos de la política cotorra mexicana, la vergüenza del martes fue algo que alcanzó niveles pocas veces vistos. El rotundo fracaso de la selección de futbol en su estrepitosa caída ante su similar de Costa Rica evidenció que ese grupito de jugadores, que cobran carísimo y tiene casi todos los privilegios que la plata puede comprar, los reflectores en cualquier momento y la adulación de propios y extraños, no son más que una bola de fracasados, mediocres y faltos de “blanquillos” para encarar competencias de nivel internacional.
De entrada, la función de los seleccionados por Víctor Manuel Vucetich es, por mucho, hacer las delicias de millones de mexicanos que se encuentran agobiados por la carestía, el desempleo, la inseguridad, las enfermedades y hasta, recientemente, los fenómenos naturales como los huracanes que dejaron varios estados en la devastación más cabresta.
Pero no, en lugar de cosechar aplausos y permitir desahogos emocionales, el famoso Tri acabó en el más vergonzante de los ridículos y yéndose al repechaje contra la “poderosísima” escuadra de Nueva Zelanda, a la cual ni en su casa la conocen, gracias a la intervención divina de nuestros vecinos los gringos, ya que después de estar perdiendo contra Panabá, perdón Panamá, se levantaron y vencieron a los canaleros.
PRIMERA CAIDA.- En vez de honrar a nuestros próceres nacionales, pues mejor empezamos a ponerles velitas a los jugadores yanquis que supieron levantarse de un marcador adverso e imponerse y, con ello, facilitarles a los pobres ratones verdes su pretensión de ir al Mundial de Brasil, claro, si le ganan a Nueva Zelanda.
SEGUNDA CAIDA.- Jugadores como el “Chicharito” Hernández, el “Chaco” Giménez, Torres Nilo y demás descarados deberían estar fuera de la selección nacional por maletas y carecer de pundonor.
TERCERA CAIDA.- Qué vergüenza, la neta, qué vergüenza. No merecen ir al Mundial.