Gritando '¡pu..!' hasta que se pierda

Hay una parte —muy pequeña— de mí que quisiera que no llegáramos a Brasil.

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Por más que imagino resultados en los simuladores del hexagonal de Concacaf, todo me dice que si la selección mexicana quiere ir al Mundial de futbol en Brasil, tendrá que pasar por la aduana de la repesca contra Nueva Zelanda, en Nueva Zelanda. Y eso —a juzgar por las opiniones de los que saben— no suena sencillo.

Hay una parte —muy pequeña— de mí que quisiera que no llegáramos a Brasil. La última vez que sucedió algo así, hubo un pequeño sismo en la Federación Mexicana de Futbol que sirvió, aunque fuera por poco tiempo, para renovar y sacudir algunas estructuras.

Este es nuestro futbol, aplastado por los intereses económicos de otros, ni siquiera de los equipos. El nuestro es el futbol que ha desacatado abiertamente reglas de la FIFA en cuanto a multipropiedad de equipos, transferencias de jugadores, hasta publicidad a la hora de la transmisión de los partidos. Queremos estar en ese club, pero no cumplir con sus reglas. Todos los que saben de futbol han dicho una y otra y otra vez que los torneos cortos, el número de extranjeros permitidos, el horario de juego, no colaboran a desarrollar ni los mejores jugadores ni el mejor futbol. Pero nada sucede. Instalados en el confort de la lana, en mucho alimentado por las altas audiencias de nuestra liga en la televisión de Estado Unidos, la competitividad en el campo ha quedado atrás.

El deterioro ha llegado a la sufrida afición.

Hace tres años me tocó presenciar en Sudáfrica a uruguayos desconcertados, porque mientras su equipo nos ganaba en la cancha de Rustenburg, los mexicanos seguían gritando “pu...”, “pu..." y “pu...” a su portero cada vez que despejaba. ¿Qué no saben que van perdiendo?, preguntaban.

Unos días más tarde, en Johanesburgo, los gritos de puto para Sergio Romero fueron acallados por los goles de Tévez e Higuaín y las amenazadoras miradas de las numerosas barras argentinas.

Hoy en la noche escucharemos ese, nuestro nuevo grito de guerra: ¡pu...!, cada vez que el portero panameño despegue. Y así. Putearemos hasta Nueva Zelanda, y no vaya a ser, hasta regresar a casa.

Yo preferiría competir en Brasil.

Twitter: @puigcarlos

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