¿Guardia comunitaria o policías?

La cuestión fundamental es la capacidad para actuar de conformidad a la ley escrita y contar con la disciplina que requiere la policía.

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En Guerrero tiene lugar uno de los procesos más extraordinarios y difíciles en la lucha contra el crimen organizado: formalizar a los grupos de autodefensa comunitaria.

En ese estado, como en otros lugares, las comunidades han recurrido a la justicia por propia mano, exasperadas por la ausencia de autoridad. En un acto, para algunos audaz, para otros temerario, el gobierno federal ha negociado con estos grupos y los ha comprometido hacia la formalidad, es decir, instituirse en policías.

Algo parecido ha ocurrido en países en países de Centroamérica en los procesos de pacificación con el acuerdo de integrar a los grupos guerrilleros a las fuerzas armadas formales. Los resultados han sido exitosos, aunque también se han presentado problemas. Formalizar rebeldes es más fácil que con grupos armados de autodefensa.

La cuestión fundamental es la capacidad para actuar de conformidad a la ley escrita y contar con la disciplina que requiere la policía. Este problema adquiere mayor dificultad por la corrupción en los mandos policiacos formales, quienes tendrían mando sobre los conversos.

Tener policías deficientes es una poderosa causa de la impunidad que existe en el país. Mejorarlas es crítico, pero pasa necesariamente por la capacitación y por su modernización. La autodefensa puede ser moralmente justificable y preferible a la barbarie por ausencia de autoridad, pero hay riesgos.

El gobierno federal ha apostado por su transición a la formalidad; no es poco lo que se les pide, que se llegue a buenos resultados será un paso para resolver un grave problema. Habrá de recordarse que las deficiencias en la detención pueden comprometer todo el proceso penal, y así culpables y sentenciados pueden ser liberados.

En materia de seguridad no hay espacio para la ingenuidad, mucho menos para la complacencia. Las comunidades están desesperadas por la ausencia del Estado. Esto debe resolverse en sus causas y, si es el caso, que los grupos de autodefensa puedan transitar hacia policías eficaces que interioricen la legalidad, bienvenida la iniciativa. De otra suerte, puede estar gestándose un problema más severo del que ya existe. 

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