¡Guay!

Su origen, nos cuenta La palabra del día, deriva del latín vulgar uai y a su vez del clásico vae o uae...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Don Ricardo Soca, editor de La página del idioma español (castelllano.org), faro de difusión de la lengua de Cervantes en el mundo, nos deleita y educa continuamente. La sección de semántica y etimología La palabra del día cuenta con miles de devotos seguidores.

En la última entrega nos llega la primicia de la insigne palabra guay, que con diferentes grafías (guay, uay, way) es distintiva del habla del yucateco. Su origen, nos cuenta La palabra del día, deriva del latín vulgar uai y a su vez del clásico vae o uae, nada menos que el quejumbroso ¡Ay! 

Y recuerda la expresión “vae victis!”, el “ay de los vencidos”, que, según Tito Livio, pronunció el jefe galo Breno al aumentar con su espada el peso del oro que debía pagar para liberar una ciudad de los romanos. Y más: que el vae latino provenía, a su vez, del indoeuropeo wai, interjección de congoja que echó raíces en el inglés como en woe, tristeza, aflicción; en woes, males, penas; y en wail, llorar, gemir.

Decía el doctor Jesús Amaro Gamboa: “…démosle un piquete, con una aguja, inesperadamente, a un yucateco, al yucateco, y dirá seguramente ¡uay!, ya se trate de un yucateco residente en su propia tierra o de uno transterrado…”. 

El ilustre doctor, expositor cimero de la identidad cultural yucateca descrita con el término “uayeísmo”, nos legó una antropología completa de nuestro ser peninsular que identifica nuestra influencia maya y nuestro arcaísmo español.

El término “uayeísmo” está claro y nos retrata: del maya “uayé” o “wayé”, de aquí, acá, en este lugar. No así la famosa interjección “¡guay!” que lleva a don Jesús a una larga y amena disertación en la que la asocia correctamente al ¡Ay! pero derivada de una distorsión mestiza, el “Jay, Jay Diós” de los lacandones y no de la remota raíz indoeuropea. Y, también, que podría originarse en el arábigo ¡Uayh!, sin “h”, de sentido análogo, citando nada menos que el Diccionario Etimológico de Rodríguez Navas. 

Pasa por los parecidos con ¡Ey! y ¡Uy! y el Diccionario Maya-Español Cordemex, que menciona “Way”, como interjección, apenas en la décima quinta acepción. Pero aclara que el ¡guay! yucateco no se dice en otros lugares donde se habla maya, lo que pone en duda este origen. 

Nos deleita con citas literarias de ¡Ay!, pero de ¡Guay! sólo nos ofrece una de Gómez Manrique, anterior al descubrimiento de América, lo que elimina otra vez su origen maya; y otra maravillosa de Landa, el “único ¡guay! de la Relación”, según Amaro bajo su forma arábiga: “cuanto más es evangélica la doctrina, los malos ejemplos y los escándalos son necesarios… para que ella (esta gente) supiese, apartando el oro del lodo y el grano de la paja, estimar la virtud como lo han hecho, viendo con el filósofo que resplandecen las virtudes entre los vicios y los virtuosos entre los viciosos, y que el mal ejemplo o escándalo les ha dado, su terrible ¡guay! tiene si no los satisface con (algo) bueno”.

Concluyo que podemos reavivar el uso de nuestro docto ¡guay! indoeuropeo y abandonar sin pena ni gloria  los tímidos “ayes” extranjeros. ¡Guay! 

Lo más leído

skeleton





skeleton