Hablemos de nuestras calles

Si bien la causa principal de los accidentes viales está dada por la imprudencia y la falta de pericia de los conductores, la segunda causa es la falta de respeto a los límites de velocidad.

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La lujosa camioneta blanca de doble cabina circulaba a más de 80 km/h sobre la avenida 20 de la México acercándose a la glorieta de su cruce con la 21, al verla le hice unas señales invitando a su conductor a bajar la velocidad, y de respuesta obtuve una mentada de madre con el claxon, cruzando la glorieta sin bajar la velocidad y casi en línea recta; no chocó de milagro.

Si bien la causa principal de los accidentes viales está dada por la imprudencia y la falta de pericia de los conductores, problema que agobia nuestro espacio vial, la segunda causa es la falta de respeto a los límites de velocidad, y es que pareciera que, a mayor potencia y lujo de los autos, la velocidad de circulación debe ser más alta, y hay que tener claro que conducir a gran velocidad no es una imprudencia sino una falta de respeto a los ordenamientos viales de la ciudad; queda en tercer lugar otro de nuestros problemas que es el crecimiento acelerado del parque vehicular, agravado por el elevado número de camiones de transporte de carga y de pasajeros que invade nuestras calles, los cuales tampoco respetan ni los carriles de circulación ni los límites de velocidad; otro problema es la frecuencia con que se ignoran las señales de tránsito de todo tipo, causa de muchos accidentes.

Siempre que toco el tema de la velocidad, recuerdo que un día en España, al entrar a una ciudad de Cataluña, un coche nos rebasó a alta velocidad y el conductor me dijo: nos va a salir rojo en aquel semáforo, y así fue; entonces me dijo, es que al entrar a la ciudad si no respetas la velocidad máxima un sistema de sensores activa semáforos que te hacen recordar que estás en un espacio urbano, donde la velocidad máxima es 50 km/h; si tuviéramos sistemas de este tipo en nuestras avenidas, tal vez los guiadores entenderían que hay que respetar los ordenamientos del Reglamento de Tránsito.

Y de las motos, mejor ni hablar; es impresionante su mezcla de imprudencia y falta de respeto a las normas viales; pareciera que sus conductores creen que pueden circular como quieren y a la velocidad que les dé la gana, pues no son coches, razón por la que crece y crece el número de accidentes en los que se ven involucrados. Hay que educarse y respetar. 

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