Hacer lo mismo y esperar diferentes resultados

“Depurar” es la primera reacción de los gobiernos y municipios, la única muchas veces, después de una matanza, de una ola de secuestros, de un video comprometedor.

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Vivo en un país que se la pasa depurando a sus policías y no sirve de nada.

Pongo las palabras depurar y policía en el buscador de internet.

Miles y miles de resultados.

De una veloz revisión me doy cuenta de que en los últimos años se han depurado, o se han anunciado depuraciones en cuerpos policiacos, de varios municipios en los estados de Zacatecas, Nuevo León, Guerrero, Michoacán, Morelos, Baja California, Chiapas, Jalisco, Veracruz, Puebla, Coahuila, Durango, Sonora, Querétaro, Sinaloa, Chihuahua, la Federal… esto solo en los últimos tres años.

“Depurar” es la primera reacción, la única muchas veces, después de una matanza, de una ola de secuestros, de un video comprometedor…. “Hay que depurar”, dicen todos, lo recomiendan desde la Federación y lo repiten en cada municipio.

Mi búsqueda arrojó también numeritos: que 400 policías fueron depurados por acá, que 300 por allá, que 600 en este otro municipio más grande, que 250 en este más pequeño y se van sumando y sumando y alcanzan miles. Por cierto, los depurados en su mayoría se van con un cheque de liquidación según todas las de la ley. No es mal negocio hacerse policía para luego ser depurado.

En Iguala, sí, en Iguala, en 2011 hubo una depuración del cuerpo policiaco, o al menos así lo anunció la síndico María del Carmen Perea Moreno. La depuración, dijo en aquel entonces, alcanzaría a la mitad de los 300 policías de Iguala. Pues está claro cómo funcionó.

Mi búsqueda cibernética también muestra que varios municipios han depurado varias veces en lapsos de cuatro o cinco años, lo cual debería ser suficiente como para que alguien se diera cuenta que depurar no es solución. Ni estrategia. Y solo sirve para hacer discursos, campañas, responder conferencias de prensa… salir del paso.

Los espacios que dejan las policías los cubren marinos o soldados o policías federales. Pero eso es temporal, por lo que después, con prisa, hay que contratar a otros que serán, inevitablemente, depurados.

En este mes sin los jóvenes de Ayotzinapa hemos escuchado a todos los actores, gobernador, ex gobernador, secretarios, procurador y hasta al Presidente, insistir en sanear, o fortalecer o profesionalizar, que son muchas maneras de decir depurar, las policías del país. Lo mismo escuchamos el sexenio pasado.

Iguala ha desnudado, exhibido las inmensas carencias de la estructura de seguridad y procuración de justicia del país.

Seguir haciendo lo mismo y esperar diferentes resultados…Ustedes saben cómo sigue la frase.  

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