Como lo dijo Armando Fuentes Aguirre,  el querido  periodista “Catón”, la FILEY tiene el mejor nombre que se le puede dar a un evento de esta naturaleza, porque le da un sentido más vivo, al llamarle Feria Internacional de la Lectura Yucatán y no Feria del Libro, implicando la acción, la relación entre los textos y quien los lee, un nombre de oro.

Pero no todo es el toque de Midas, la Universidad Autónoma de Yucatán, a pesar de las crisis financieras, logró sacar adelante el encuentro, con una gran campaña de publicidad en medios tradicionales, pero que falta reforzar en el plano virtual.

La cartelera estuvo concurrida, con eventos claves, invitados de lujo, pero un impacto mayor es deseable en las Redes Sociales Virtuales y en internet en general: la página web oficial carece de un diseño más pensado, atractivo, fácil de navegar; está incompleto en sus funciones, vincula a cuentas de Twitter y Facebook que no están activas y las que sí funcionan tienen una actividad de prácticamente  cero interacción con sus seguidores.

Estas prácticas no están a la altura del evento y dejan mucha tarea qué hacer en el departamento correspondiente. Capital humano e intelectual no debe de faltar en la máxima casa de estudios para tener un manejo virtual mejor y que atrape la atención de los cientos de miles de usuarios que disfrutan de la lectura. Para la próxima…