Lupita es una joven microempresaria que hoy día empieza a cosechar los frutos de un trabajo bien hecho. La conocí hace algunos años cuando trabajaba ella en uno de esos salones pomposamente llamados estética (una vez vi un letrero que decía: Estética de belleza) de un extranjero que explotaba (explota) a sus empleadas y al que iban algunos políticos a que les arreglaran las manos y los pies (yo nada más iba a corte de pelo, aclaro, y no soy político). 

Mientras me cortaba el pelo (había que pedir cita con ella y a veces tardaba más que las del Seguro, porque todos -ellos y ellas- querían que Lupita los atendiera), me contaba de sus sueños de tener su propio salón de belleza. Yo le decía que sin duda le iba a ir bien porque me daba cuenta de cómo hombres y mujeres la esperaban hasta más de una hora para que los atendiera (incluido yo, que no hago cola ni para cobrar).

Alguna vez le advertí que si se iba de ese salón la seguiría hasta el fin del mundo. Se fue y no me avisó, pero estuve rastreando su paradero hasta que di con ella: ya había puesto un salón de belleza y le estaba yendo muy bien. Después de reclamarle que se fuera sin avisarme, la felicité y retomé la sana costumbre de ir a que me corte el pelo (eso y rasurarme son dos de las cosas que más trabajo me dan). 

Hace unos días Lupita me anunció (igual que a todos sus numerosos clientes) que se mudaría a un local que ya había adquirido y equipado. Ya lo inauguró (está en la calle 3 No. 286 con 8 del Fracc. San Carlos). Se llama Beauty Parlor Salón y Barber Shop y no está de lujo (a veces eso te cobran más que la calidad del trabajo), pero cuenta con todo para cuidar nuestra apariencia.

Lo consigno porque me da un enorme gusto compartir una historia de éxito hoy que tanto se habla de juventudes descarriadas y ninis y otras zarandajas. Lupita es asidua en redes sociales (Facebook: Lupis Lupisstar) y es, además, fondista que ha corrido maratones aquí, en Monterrey y hasta en Estados Unidos. Todo lo ha logrado gracias a su tesón, su inteligencia, su gran voluntad y a su constante actualización en las tendencias de la moda. Eso, además de su profesionalismo, su simpatía y talento para tratar como reyes a sus clientes. ¡Enhorabuena!