Historias andantes

Invito a los lectores a la develación de placa por la función número cien de "Don Quijote, historias andantes”. Una producción de La Rendija.

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El domingo pasado tuve la oportunidad de ver “Don Quijote, historias andantes”. Una producción de La Rendija con la actuación de Silvia Káter y dirección de la maestra Raquel Araujo. Desde hacía tiempo le seguía la pista a este Quijote, pero, siendo fiel a su propuesta, es una obra que ha andado mucho camino y no se está quieta, por fortuna.

Como sucede con los proyectos sólidos y acompañados por compañías profesionales como La Rendija, la obra se ha mantenido en cartelera por largo tiempo.

Es así que, además de sus funciones en Mérida, el Quijote de Silvia ha estado en Valladolid, Campeche, Ciudad Madero, Tula, Ciudad Victoria, Mier, Nuevo Laredo, Santa Bárbara, California, E.U., y Tehuantepec. .

Con público de todas las edades: desde niños hasta de la tercera edad, desde escuelas hasta el  Hospital Psiquiátrico,  desde universidades hasta público abierto, desde teatros convencionales hasta patios, el Quijote y su fiel escudero llegaron a sus noventa y nueve funciones el domingo 5 de julio ante una sala llena que aplaudió de pie y alabó la puesta en escena; un universo fantástico creado a partir de los objetos que transforman al Quijote en un juego que recorre la poesía y la nostalgia pero que no duda jugar  con lo soez y convertir al clásico personaje de Cervantes en una verdura. 

Eric Baqueiro compuso la música original y acompaña en vivo la puesta en escena. El diseño y construcción de los objetos estuvo a cargo de Diana María y La Rendija. La dramaturgia, por demás atinada y mesurada, estuvo a cargo de Roberto Azcorra, la propia Silvia y la directora de la obra. Se que la puesta en escena ha sido muy socorrida para el público estudiantil, en ese encuentro donde literatura y teatro cumplen su función didáctica, pero en este caso el teatro no pierde su función estética y vital.

Las obras de La Rendija son siempre garantía en cuanto a la belleza del espacio y la magia inigualable que crea el cineasta Óscar Urrutia alrededor de sus innumerables puestas. Es así que el público pide que la obra se presente solo ahí, para admirarla en su esplendor. Muchas felicidades a Silvia y a todo el equipo, la presencia de los otros es notoria en todo momento.

No es fácil levantar un monólogo, menos hacerlo girar por el país y representarlo noventa y nueve veces. Por eso me uno a la celebración e invito a los lectores a acompañarlos en la develación de placa por la función número cien, como parte de la programación del Festival de Teatro Wilberto Cantón 2015.

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