Honores teatrales

La exposición del fotógrafo Fernando Moguel está abierta al público hasta el 17 de agosto, en el lobby del teatro José Peón Contreras.

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El año pasado comentaba del lamentable deceso del fotógrafo Fernando Moguel y lo poco que sabemos de su trabajo en el Estado, a pesar de ser yucateco.

Por eso me emociona y quiero felicitar ampliamente a la Sedeculta y a su departamento de teatro por armar una exposición con la obra de este importante fotógrafo del teatro mexicano. La exposición forma parte del festival de teatro Wilberto Cantón y está abierta al público hasta el 17 de agosto, en el lobby del teatro José Peón Contreras.

Con fotografías de importantes grupos nacionales y creadores locales como Raquel Araujo, Wilberth Herrera, Socorro Loeza y la que escribe, la exposición da cuenta de la extraordinaria mirada de este fotógrafo indispensable en la historia del teatro mexicano.

Se que a Fernando le hubiera gustado saber que su trabajo también es reconocido en su lugar de origen, amaba Yucatán y todo lo que significa nacer yucateco.

Quizá con Fernando pasaba lo mismo que con muchos yucatecos talentosos que se van a trabajar a la capital: parece que el Estado no les perdona haberse ido y quedan prácticamente en el olvido.  Por eso me parece digno de alabar que se haya tomado en cuenta una trayectoria intachable como la de Fernando Moguel. 

Vale la pena darse una vuelta y dejarse cautivar por las imágenes de Fernando, por su inmortal legado que circula en todo el país y que por poco tiempo y única ocasión está disponible en Mérida. Ojalá que la Dirección de Teatro siga abriendo puertas a los talentosos creadores yucatecos avecindados en otros lugares.

Como por ejemplo al maestro Edgar Ceballos y su tremenda colección de libros sobre teatro mexicano. Valdría la pena leer más al maestro y escucharlo presentando sus libros.

Es difícil dejar Mérida -lo se de cierto-, uno sale por el deseo de aprender, de ver otras formas de hacer teatro y confiando en que la convivencia con otros artistas ampliará nuestra visión, transformando el teatro que hacemos.

Para mí no fue fácil autoexiliarme por dos años, pero tengo que decir que, cuando regresé, Mérida me recibió con los brazos abiertos, con temporadas en los teatros y propuestas de trabajo en los espacios que me importan; por mencionar uno de ellos, el Cereso.

Después de vivir fuera entendí que los yucatecos tenemos un ritmo distinto para hacer las cosas y que Yucatán es tierra de artistas por su belleza de extremo a extremo. Fernando Moguel, honrado estás por Yucatán, aunque creo que el gran honor de nuestra vida es nacer yucatecos.

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