Ilegales contra ilegales
La administración municipal panista heredó un grave problema de su antecesora priista que, a su vez, lo heredó de los 20 años de panismo en la Comuna, cuyas autoridades también lo heredaron de toda una larga cauda de ayuntamientos priistas... Y así hasta la eternidad. Todos, sean albiazules o tricolores, se han quejado en su momento de esa herencia fatal: los vendedores ambulantes (ahora ya hay "flotantes", según el alcalde). Hoy la queja se plantea en el Ayuntamiento que preside el panista Renán Barrera Concha.
En todos esos años -trienios y trienios que han ido y han vuelto-, todos sin excepción ofrecen regular el problema, ver que no afecte a la inmensa mayoría de los meridanos que somos quienes lo padecemos, retirar a los ambulantes "establecidos" -ni la parajoda, perdón, paradoja, lingüística perdonan- en el centro, darles una opción más digna y segura de ganarse el pan y librar a la ciudad de lo que es, sin ánimo de ofender, una peligrosa, ilegal invasión de calles y aceras, la cual en varias ocasiones se ha saldado con muertes trágicas, aparte de que representa una ocupación ilícita de los espacios públicos.
A propósito de lo público, hay una contradicción semántica: para quienes lo invaden, el espacio público no es de nadie; para los ciudadanos con un poco de civismo, es de todos y todos debemos cuidarlo y usarlo adecuadamente. Valga la digresión.
Hoy, cuando Milenio Novedades destapa el grave problema de la invasión ya no sólo de calles sino de decenas de parques públicos por vendedores ilegales (ocupan un sitio que no deben, aunque por ello paguen y la autoridad que les cobra también comete un ilícito), la Comuna repite las mismas, gastadas promesas de reubicarlos y deja de cumplir su obligación de vigilar que no sigan invadiendo ilegalmente espacios que son de los ciudadanos. Ilegales contra ilegales.
Y no vale quejarse, hoy el balón está en la cancha blanquiazul y es su obligación jugar y no buscar pretextos.