Integración y gozo

El ser humano requiere de algo más que el cuidado del cuerpo para mantenerse realmente sano.

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La gran tragedia de la vida no es la muerte, sino lo que dejamos morir en  nuestro interior mientras estamos vivos.- Norman Cousins, periodista                                 

El ser humano requiere de algo más que el cuidado del cuerpo para mantenerse realmente sano. Necesitamos algo que nos dé sentido, un propósito importante por el cual vivir. 

Son vitales el progreso y el crecimiento en la vida de la persona. Nunca el estancamiento.  El crecimiento es, simplemente, el desarrollo y cumplimiento de nuestro potencial humano. Dentro de nosotros existe el impulso de ser lo mejor que podamos ser. No hay que dudar de la propia capacidad para llegar a ser lo que se quiera ser. 

Vivir cada momento hasta el límite. Vivir con todo el ser, es decir, integralmente sin sensación de fragmentación. Así, es posible experimentar el gozo de la plenitud del ser. Es un estado de autorrealización que se caracteriza por la creatividad, la libertad interior, la satisfacción y la vitalidad. Hay ocasiones en que la integración y la autorrealización se sienten espontáneamente.

Estas maravillosas ocasiones siempre van acompañadas de un gozo profundo y de la sensación de que todo fluye sin esfuerzo. Se siente una conexión espiritual con el universo. Es una conexión con la fuente misma de la energía divina, con Dios. 

Puede suceder que con el correr de los años se desarrollen actitudes y creencias que opacan el potencial ilimitado que poseemos; entonces aparecen obstáculos y frustraciones que evitan cumplir sueños, propósitos y objetivos en el propio plan de vida. Hay que atajar a tiempo las dudas que provocan las autolimitaciones. Es el momento de recurrir al poder espiritual e ilimitado que habita en nuestro interior. 

A medida que recurramos y funcionemos desde nuestro poder espiritual, el concepto que tenemos de nosotros mismos no dependerá ya de las opiniones ajenas; no nos definirá lo que otros piensen. Encontraremos nuestra verdadera identidad y la razón de ser. Ya no habrá la fatiga de “quedar bien”. Experimentaremos la plenitud en esta vida humana. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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