Intermedio literario
Miguel de Cervantes escribió ocho entremeses en el año de 1615; obras que han continuado llevándose a escena desde entonces.
El vocablo entremés, proveniente de la palabra intercalado, tuvo como primer significado el de un manjar servido entre dos platos o dos comidas. En el siglo XVl su significado alcanzó el sentido de pieza teatral intermedia.
Miguel de Cervantes escribió ocho entremeses en el año de 1615; obras que han continuado llevándose a escena desde entonces.
Los argumentos teatrales de estas obras han servido de inspiración e influencia a otros dramaturgos, como por ejemplo Bertolt Brecht.
Tengo ante mí una edición dirigida por Emilio Carballido, e impresa en México en 1985, que alberga un prólogo de la académica Josefina Iturralde; la obra contiene diversas fotografías de algunas de las puestas en escena.
El libro que leo contiene ocho entremeses cervantinos: del juez de los divorcios; del rufián viudo; de la elección de los alcaldes; de la guarda cuidadosa; del vizcaíno fingido; del retablo de las maravillas; de la cueva de Salamanca; del viejo celoso.
El entremés apela directamente a la sensibilidad del espectador; se ocupa de personajes de clases populares; tiende a la ironía y la parodia; concluye por lo general en un tono festivo.
Josefina Iturralde, al concluir el Prólogo, nos dice que la lectura de cada uno de estos entremeses cervantinos es una aventura que nos conduce directamente al ser humano, que nos lleva al centro de nosotros mismos.
Si unimos la descripción literaria de este género teatral con la reflexión de la académica, podemos inferir, entre otras ideas, que la sensibilidad popular es uno de los modos humanos a través de los cuales conocernos, como individuos y como colectivos.
Siempre hay un antes y un después, y esos ámbitos delimitantes a veces nos hacen perder de vista que, en medio de ellos hay un durante, un a través, un intermedio; en el teatro los entremeses duran poco tiempo; en la vida los intermedios pueden abarcar mucho más...