Una persona auténtica inspira siempre un profundo deseo de imitarla y de cambiar el mundo.- Papa Francisco  

Una auténtica relación interpersonal implica, al menos por momentos, estar completamente presente con la otra persona; esto es que, literalmente, se forma parte de la existencia de la persona por la cual estamos interesados. 

Una relación auténtica implica que se es parte de la vida del otro, de su existencia y de su forma de manifestarse en el mundo, de alguna manera es comprometerse en la vida personal del amig@ que se traduce en desarrollar las capacidades de escuchar, sentir y percibir en un sentido real y pleno sin intenciones de dominar, controlar y/o dirigir su vida. 

Una buena relación no busca imponerse sino que ayuda a ser libres para que cada quien escoja por sí mism@ el camino deseado y progrese en la visión de su propio destino y responsabilidad. La interrelación enriquecedora es la que busca que el individuo viva como un “Yo” libre y responsable, que descubra su propia individualidad que está, muchas veces, bajo la máscara de la imagen social en una farsa abrumadora. 

La aceptación juega un papel preponderante porque es la expresión de confianza en la grandeza del ser humano, brinda la oportunidad para expresarse sin ser juzgado y demuestra que se es capaz de apreciar al otro por lo que es: un ser humano. 

Cuando se crea un clima de amabilidad, consideración y respeto podemos manifestarnos con mayor autenticidad y plenitud. Se facilita el acercamiento y nos atrevemos a compartir las inquietudes que nos perturban así como las zonas más privadas de nuestro mundo interior.

La actitud directa, honrada y basada en la verdad, y no en el engaño, hace que la relación se mantenga y crezca la congruencia, entonces podemos mantenernos sensibles y en contacto con nuestras propias inquietudes, intereses, ideales etc.; se renuncia a actitudes y acciones con “agenda oculta”; se es más espontáne@, se comprenden mejor aspectos de uno mismo antes desconocidos, se logra una mayor integración personal y nos parecemos cada vez más al tipo de persona que nos gustaría ser.

Los resultados de la autenticidad son que podremos afrontar los retos y situaciones problemáticas de la vida de manera más fácil y adecuada, nuestras interrelaciones serán enriquecedoras ya que propiciaremos vivir en verdad, confianza y fe.   

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.