Jugar con fuego

La causa xenófoba, racista y regresiva, ha demostrado, de la mano de Trump, que aún tiene, en EU, suficientes adeptos como para desafiar a las instituciones del Estado y a la democracia.

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Después de la nominación formal de Donald Trump, candidato presidencial del Partido Republicano, en una convención donde privaron los intentos de rebelión y las muestras claras de la división en el partido, con ausencias significativas e incluso con un llamado al voto de conciencia, y, por el otro, actitudes que demostraron que se privilegia el show sobre los valores, como el plagio del discurso de Michelle Obama por la modelo eslovena, consorte del candidato, la moneda está en el aire, pues, en contra de la sensatez y a pesar de las tendencias, resulta un hecho indiscutible que el exponente del racismo, la cerrazón y el machismo tiene posibilidades de ganar.

De ahí la actitud del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de manifestar que respetará la decisión que avale el sistema norteamericano de elecciones y de trabajar con quien resulte triunfador, lo que  representa la continuidad de la política de Estado que ha asumido el gobierno mexicano, con contadas disrupciones, a lo largo de la historia. 

Los que pronosticaban la modificación del discurso antinmigrante de Trump, en la campaña abierta, para allegarse votos de esta población, se han quedado con un palmo de narices, como lo indican sus declaraciones ya como candidato,  y tendrán que esperar que modifique su actitud hasta después de las elecciones, con el triunfo o la derrota en los bolsillos.

Es el turno de Hillary Clinton, que en los próximos días será investida por los demócratas en Filadelfia, Pensilvania, para encabezar la contienda electoral. Dura prueba para ella y para los norteamericanos que tienen a la vista una confrontación sorda, donde la extrema polarización social no permite admitir punto alguno de conciliación.  Así, ninguno de los candidatos puede flexibilizar sus puntos de vista y sus propuestas hacia el centro.

Por su parte Tim Kaine, al ser presentado como candidato a la vicepresidencia por Hillary, cuando habló en español en su primer discurso, dejó en claro la posición y la fortaleza demócrata.

Pero el daño está hecho. La causa xenófoba, racista y regresiva, ha demostrado, de la mano de Trump, que aún tiene, en Norteamérica, suficientes adeptos como para desafiar a las instituciones del Estado y a la democracia.

Rehenes.- El caos desatado en Chiapas y Oaxaca por la CNTE, que, según reconocen, ha sido rebasado por otras “organizaciones” infiltradas en el movimiento, además de dar pie a los lamentables sucesos de violencia, como los de San Juan Chamula, tiene indudables repercusiones en la economía de la región y de sus habitantes, que han sumado al desbasto de bienes la paralización completa de sus actividades productivas, lo que ocasiona el cierre de las empresas, pequeñas y medianas, con la inevitable pérdida de fuentes de trabajo, sumando así más miseria a la miseria. Somos rehenes de los que juegan con fuego.

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