Bajo la premisa de que una vez que se hace algo que genera algún resultado esperado lo más seguro es que se reproduzca,  diversos medios de comunicación nacionales trajeron a discusión desde la semana pasada 'el trabajo' de Arne aus den Ruthen, un funcionario público encargado de hacer cumplir los reglamentos de convivencia pública en la Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, quien graba (en lugares públicos) con la cámara de su celular pequeños videos de infracciones de ciudadanos que pueden ser vistas en tiempo real (y hasta 24 horas después) por usuarios de Periscope, una aplicación para teléfonos inteligentes.

El burócrata que se hace llamar 'City Manager' exhibe así a personas que se estacionan sobre las aceras, o tiran basura en la calle, o aparcan en lugares para personas con discapacidad, entre otras muchas más, para que los que tengan acceso a las redes sociales (Twitter y Periscope) los juzguen y se siente un precedente.

Xóchitl Gálvez, jefa y delegada de Miguel Hidalgo, en una declaración justificó la iniciativa expresando que tenían un hartazgo de decirle a los vecinos que no tienen suficientes grúas, policías, etc., para resolver las quejas, por lo que sólo les queda dicha acción, que describe como una 'sanción social', para que acaten las leyes.

Perla Gómez, titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), explica que buscará la creación de un protocolo para este tipo de 'operativos' porque considera que se viola la privacidad de algunas personas, muchas veces ajenas al denunciado.

Para los usuarios regulares de las redes sociales desde hace tiempo, el tema no es nuevo, ya que en muchas ocasiones hemos visto grabaciones de denuncia que circulan por los espacios digitales, aunque  ignoremos quién fue el autor o la intención de las producciones… Pero ¿nos corresponde juzgar, dar escarmientos o hacer que se aplique la ley?