La asignatura pendiente en Salud
Todos sabemos que el sector salud anda mal, muy mal en todos sus niveles en el sur, cuando menos.
Todos sabemos que el sector salud anda mal, muy mal en todos sus niveles en el sur, cuando menos. Las estructuras obsoletas, la escasa inversión, el nulo compromiso del personal médico, el deficiente y en muchas ocasiones existente equipo médico, el descuido en suma.
Quizá en este abandono influye mucho el escaso peso poblacional de una capital del estado que ha sido borrada del mapa, desplazada por el poderío de un consentido Cancún, finalmente recuperado por el PRI.
Manuel Valencia Cardín como presidente de la Gran Comisión del Congreso emanado de Convergencia –actualmente es Secretario Particular y operador del gobernador Roberto Borge – tuvo el acierto de poner sobre la mesa el tema de la instalación de una clínica de especialidades al alcance de todos, para llenar un vacío que no han podido o querido ocupar instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La propuesta de Manuel Valencia tuvo un impacto enorme, porque impulsó una demanda muy padecida por todos, ya que a todos complica y afecta la deficiente oferta hospitalaria, por el hecho de tener que desplazarse al menos a Mérida para recibir atención de primera.
Tarde a temprano debe ser una realidad la certera propuesta de Manuel Valencia, quien incluso donó un predio y anduvo recolectando ladrillos para la edificación de esta clínica tan indispensable. Cuestión de tiempo será.
Pero las deficiencias de los tres niveles, incluido el Seguro Popular, explican el auge en consultorios particulares y clínicas privadas.
Incluso, ha sido todo un éxito la cadena de farmacias que exhiben en ciertas avenidas a una botarga inspirada en el queridísimo e inolvidable Joaquín Pardavé. Creo que uno de los flancos más débiles que tenemos a nivel estatal es el IMSS, donde ha quedado pendiente el relevo de delegado, ya que Jorge Río Pérez no ha tenido el nivel de compromiso y capacidad necesario para estar al frente de esa área tan vital.
Otro tema médico es la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, sepultada por la Comisión de Salud del Congreso local porque los médicos pretenden cortar las uñas a esa instancia que funciona aceptablemente a nivel nacional e incluso en algunas entidades, protegiendo al paciente y a las familias que pierden a algún familiar por negligencia médica. Pero en Quintana Roo los galenos quieren patente de corso.
Un sector privado deprimido en Chetumal
En la capital del estado el sector empresarial está reducido a su mínima expresión, y los espacios que se han negado a ocupar o han desalojado han sido ocupado por firmas comerciales actualizadas, muchas de ellas agresivas, con sistemas para pescar al máximo de clientes que mantienen cautivos.
Mientras en capitales como Mérida hay marcas comerciales preferidas por sus habitantes, e incluso por los miles de visitantes, en Chetumal nos hemos quedado con contados establecimientos en áreas como la restaurantera. Si acaso persisten tres negocios consolidados que han soportado a pie firme la competencia combinada con la crisis económica.
Lamentablemente más de 95 por ciento del flujo de circulante de los burócratas es absorbido por estas cadenas comerciales que ofrecen facilidades de pago, mientras el comerciante chetumaleño tradicional sigue a la usanza antigua, perdiendo la batalla con los poderosos.
Por ello la plaza de la capital del estado es muy valorada por quienes se han instalado con resultados muy favorables, mientras el chetumaleño no ha tenido más opción que bajar las cortinas, siendo favorecido en algunos casos por el salto de sus hijos a la burocracia.
Pero el problema de fondo es la extinción del comerciante chetumaleño tradicional, aplastado por el éxito de cadenas comerciales muy bien posicionadas.
Si alguien se anima a contemplar la fachada del emblemático Cinema Campestre, debe sentirse deprimido al contemplarlo lleno de telarañas, reflejando la situación de muchos negocios de patio.