La buena leche y el doctor Ahued

En torno a la campaña de lactancia en el DF, el doctor Ahued me dijo que estaba claro que no se habían escuchado suficientes voces y que se corregiría lo que había que corregir.

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Me cuentan que el viernes no fue un buen día para el doctor Armando Ahued, secretario de Salud del Distrito Federal.

Se acumulaban reclamos y críticas de la campaña para promover la lactancia. Una de las participantes, Camila Sodi, se decía engañada; el publicista había salido a defenderse con argumentos como que las mujeres no amamantaban para no perder la figura —cosa que no se sustenta con ningún dato—, y había hecho que las cosas se pusieran peor. Hasta dentro del gabinete se escucharon reclamos.

Como si esto fuera poco, un grupo de académicas del CIDE —entre ellas Leticia Bonifaz, ex Consejera Jurídica del DF— presentó ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal una queja por la campaña con los siguientes argumentos, que cito del artículo de Estefanía Vela, una de las firmantes, en Nexos: 

1) Reproduce estereotipos de género. Ello ya que incluye un solo tipo de maternidad que, además, es una que debe sacrificarse ante sus hijos (de lo contrario, implicaría darles la espalda). 

2) Condena a las mujeres por ejercer un derecho que tienen garantizado tanto en la Constitución, como en la CEDAW, que es el derecho a la lactancia. De ellas depende la decisión sobre hacerlo o no; al Estado le corresponde darles la información para que, de preferencia, lo hagan. 

3) Y relacionado con los puntos anteriores: el problema con la campaña, además de lo que dice, es todo lo que omite: los barreras estructurales (laborales, sociales) que, de hecho, impiden que muchas mujeres puedan darle leche materna a sus bebés.

Así las cosas para el doctor Ahued la semana pasada. 

Ayer, cuando llegó al estudio de MILENIO Televisión venía de reunirse con grupos de mujeres descontentas con la campaña. Lo primero que me dijo fue que él asumía toda la responsabilidad. Que estaba claro que no se habían escuchado suficientes voces y que se corregiría lo que había que corregir.

Adiós al lema de “la espalda y el pecho”. Otra campaña, otras imágenes. Acompañada de una serie de medidas de política pública que quiten barreras a las familias para poder alimentar con leche materna a los hijos. 

No está mal. Menos en un país donde los políticos dicen nunca equivocarse. 

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