La casta de los Metabarones

El cómic escrito por Alejandro Jodorowsky e ilustrado por Juan Jiménez revolucionó la novela gráfica con esta magna obra maestra.

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La casta de los Metabarones es una serie de cómics sobre una dinastía de guerreros perfectos conocidos como Metabarones, los cuales en cada generación engendran al heredero que habrá de ser el arma más temible y letal del universo. La saga original de los Metabarones fue escrita por el chileno Alejandro Jodorowsky e ilustrada por el argentino Juan Jiménez. 

La primera serie fue publicada por Humanoides Associés en francés en 1998. Este exitoso cómic ha sido traducido al inglés, al español, al alemán y al polaco. Para el mundo hispánico, México y Latinoamérica, pudimos contar con las excelentes ediciones de Norma Editorial.

La saga y cada una de las historias de los Metabarones pertenecen a géneros híbridos, a una mezcla de ciencia ficción, fantasía y épica a escala cósmica, todo cimentado en referentes culturales y visuales que combinan lo occidental y lo oriental (la filosofía de los Metabarones está fuertemente influenciada por el código Bushido de los samuráis), lleno de guiños intertextuales que provienen de las tragedias griegas.

También su imaginario está  influenciado por “Dune” de Frank Herbert, pues Jodorowsky estuvo involucrado en el proyecto de llevar la serie de libros a la pantalla grande, pero finalmente no sucedió. Sin embargo, parte del trabajo creativo puede verse en esta serie de cómics que fue publicada de 1998 a 2003.

El trabajo de Jodorowski es llamativo pues refresca los grandes temas de la cultura occidental, ya que se desarrolla como un drama clásico de origen grecolatino, dando como resultado una epopeya cósmica llena de héroes y antihéroes casi divinos, pero humanos, demasiado humanos (como los dioses olímpicos).

El destino trágico de los Metabarones y sus mujeres es pródigo en mutilaciones rituales, asesinatos, suicidios, incestos, resurrecciones, parricidios, clonaciones y demás linduras que nos heredaron las églogas y sagas griegas pero que, en lugar de ser narradas por pastores, son contadas por robots en un lenguaje coloquial plagado de neologismos futuristas.

Nada de eso hubiera sido posible sin el arte de Juan Giménez, cuyas ilustraciones sólo alcanzo a describir de una manera simplista como hermosas y espectaculares. Los fondos y escenarios de Giménez son sublimes, el diseño espacial y arquitectónico que nos sitúa en los distintos confines del universo y da cuenta de la tecnología utilizada por cada civilización sobrepasa por mucho lo mejor que podamos encontrar en el cine hoy en día. 

Finalizo recomendando este cómic, una de las cumbres del cómic europeo, pues en ese continente fue publicado, teniendo como padres a un chileno y a un argentino, influenciados por la revista Metal Hurlant (Heavy Metal en nuestro continente), y a que  revolucionaron la novela gráfica con esta magna obra maestra.

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