La chiquillada
Hay muchos partidos, pero la calidad de éstos deja que desear.
El PVEM obtuvo poco más de 6 por ciento de los votos en la elección federal pasada. Muchos para lo que ha hecho el partido por el país, más ahora con el nuevo escándalo en torno al senador Jorge Emilio González. Una agresiva campaña publicitaria durante las elecciones federales le ha rendido beneficios; en la reciente, sus temas fueron las medicinas gratuitas y la pena de muerte; la ecología se quedó en el cajón y más hizo por ésta el candidato del Panal, Gabriel Quadri.
Quienes dominan al PVEM han entendido la utilidad de la propaganda. Su sociedad con Fox les dio buenos dividendos, aunque éste los marginó ya en el gobierno. De allí en adelante la sociedad con el tricolor les ha beneficiado y mucho, incluso con algunos buenos candidatos a legislador, aunque también se ha vuelto una suerte de franquicia al mejor postor, lo que los ha llevado a perder sentido de proyecto.
Hay muchos partidos, pero la calidad de éstos deja que desear. El PT y MC se han puesto al servicio de López Obrador y en el Congreso han dado cabida a voces distintas a las convencionales, pero el tabasqueño busca partido propio y bajo esas condiciones la existencia de PT y MC está en duda, sobre todo porque requerirán un millón de votos en 2015. El Panal también corre el riesgo de perder su registro; solo los tres grandes partidos y el PVEM pueden estar tranquilos.
Morena desplazará al PVEM del cuarto lugar, incluso obtendría triunfos en el Distrito Federal, como ya lo logró López Obrador con las siglas del PT en las elecciones intermedias pasadas. Concertación Mexicana es un proyecto partidario que puede dar la sorpresa; la calidad de sus convocantes supera, por mucho, a la de la dirigencia del PVEM. Si refrendan con 2 por ciento de los votos en 2015 serán jugadores importantes en la elección presidencial. La chiquillada puede ser el factor de los comicios.
El electorado se ha ido corriendo a la izquierda, eso significa que la disputa en 2018 habrá de darse entre la alianza del centro y la de izquierda. Esa es la historia que subyace en la crisis a la que nuevamente Jorge Emilio González lleva al PVEM, partido que amenaza más con restar que con aportar.