La ciudad y su educación vial
A los usuarios cotidianos de bicicletas nadie les da educación vial ni tienen que cumplir con ningún trámite para estar autorizados a circular por las vialidades de la ciudad.
Transitaba por una calle angosta, con vehículos estacionados a ambos lados, de un solo sentido de circulación, cuando en la esquina a la que me acercaba se aparece un ciclista que se dirige hacia mí en sentido contrario y tengo que frenar para no atropellarlo; le digo que va en sentido contrario y su respuesta fue genial: Voy en bicicleta; esto ocurre por toda la ciudad, ya que a los usuarios cotidianos de bicicletas nadie les da educación vial ni tienen que cumplir con ningún trámite para estar autorizados a circular por las vialidades de la ciudad y de todo el estado.
Pero no sólo los ciclistas cometen este tipo de infracciones; días antes me pasó algo similar con un automovilista y al señalarle que iba en sentido contrario me respondió que no había problema, que cabían los dos coches en el ancho de la calle y aceleró alejándose; iba acompañado de su familia, incluyendo dos niños.
Y no hablemos de los motociclistas y de muchos peatones, así como de operadores del transporte público.
Y esto sucede porque carecemos de una obligatoria educación vial; en una ciudad que está llegando a niveles de saturación en muchas de sus calles en horas pico, existe un total desconocimiento de todas las normas y recomendaciones que se deben de respetar en la realización de todo tipo de maniobras, como el circular en reversa, los cambios de carril y de dirección, las vueltas en u, las velocidades de circulación, el frenado y la forma de estacionarse, así como la separación mínima que debe haber entre los vehículos que circulan y el uso del equipamiento luminoso de los vehículos; todos estos conceptos, no sólo no se aplican, sino que se desconocen.
Ante este panorama, que va llegando a condiciones críticas, es urgente trabajar para que todos quienes compartimos la vía pública, desde peatones, hasta conductores de vehículos, tengamos los mismos conocimientos, la misma educación vial y la respetemos, a fin de mejorar las condiciones de seguridad para todos; para ello, una herramienta en muchas ciudades utilizada es diseñar y aplicar de manera permanente y por todos los medios, una campaña de divulgación que permita que todos sepamos y entendamos nuestros derechos y deberes en el uso de la vía pública.