La cultura como espectáculo
En los dos niveles de gobierno de Yucatán, en el apoyo a artistas no contemplan disciplinas como el cine, la literatura y el cómic.
Si bien en otras ocasiones me he referido y criticado la tendencia de nuestras instituciones culturales a vislumbrar y entender la cultura como un mero espectáculo de entretenimiento, vale la pena reflexionar al respecto, pues la situación va en aumento y a pesar de las críticas de la comunidad artística el problema se ha agravado.
De entrada, al menos en Yucatán, en los dos niveles de gobierno donde se realizan festivales y dan apoyos a artistas, gestores y grupos artísticos, no se tienen contempladas disciplinas como el cine, la literatura y el cómic a favor de otras que son más “populares”, en el sentido de que son vistos más como espectáculos masivos y de entretenimiento en menoscabo del arte que no figura multitudinariamente.
Es decir, que las instituciones gubernamentales conciben y justifican el arte en relación únicamente cuantitativa y no cualitativa, pues los apoyos se han decantado casi en su totalidad para disciplinas tales como teatro, danza y música, que por sus características son ideales al momento de buscar el relumbrón y la llamarada de petate que atraiga gente a los eventos.
Sin embargo, ¿qué pasa con otras disciplinas como cine, literatura, artes visuales et al? Por las condiciones propias de estas manifestaciones artísticas en pocas ocasiones pueden equipararse al impacto que tienen las demás y precisamente en esa diferencia se encuentra su riqueza; no obstante, a los gobernantes no les sirve para lucirse un ciclo de cine, la presentación de un libro o la exposición de un artista poco conocido, razón por la cual ser un creador o gestor que se dedica a estas disciplinas resulta una desventaja.
Si los recursos destinados a estos rubros eran nimios, ahora nos hemos topado con la constante exclusión tanto de festivales como de programas especiales, pues como aparentemente el beneficio no es visible o no redunda de inmediato en el impacto mediático, sistemáticamente se han eliminado de sus ya de por sí escasas convocatorias, pues consideran que su consumo cultural es menor y, por lo tanto, menos importante.
Este es el caso tanto en la Sedeculta del Gobierno del Estado como en la Dirección de Cultura del Ayuntamiento de Mérida. En la primera, sus festivales ya no las contemplan. En la segunda, solo artes visuales pero literatura sigue fuera. La primera edita libros como parte de su presupuesto, mas desapareció la bienal literaria y la mayor parte de lo que publican es de índole académica, por lo que la literatura permanece vulnerable. Lo mismo con la otra, donde su convocatoria para publicaciones inéditas es de un tiraje risible: 50 ejemplares impresos y la edición electrónica. Si tomamos en cuenta que con 1000 libros su alcance era mesurado ahora será prácticamente nulo…