La cultura histórica como herramienta cívica
El aprendizaje de la historia reciente con puros hechos sin opiniones de terceros es una herramienta personal invaluable para juzgar la realidad que nos rodea
El aprendizaje de la historia reciente con puros hechos sin opiniones de terceros es una herramienta personal invaluable para juzgar la realidad que nos rodea. Esta misma semana tuve la oportunidad de dejar boquiabierto a un muy profesional ingeniero de 50 años con una serie de hechos, insisto: hechos, no opiniones, de la II Guerra Mundial que el buen hombre no tenía ni la más celestina idea.
Por ejemplo: Alemania no invadió la totalidad de Polonia, sólo la mitad, el resto lo invadió la URSS mientras trataba también de invadir Finlandia y Noruega. Cuando Alemania “invadió” la URSS, no se menciona que lo que invadió fue el territorio previamente invadido por los comunistas (en medio de innombrables masacres) de la atribulada Polonia. Justo cuatro horas antes de la violación por Alemania del tratado de no agresión con la URSS, cruzó la “frontera” polaca entre ambos invasores el último tren de suministros comunistas a los nazis.
Francia fue invadida con tal eficiencia gracias a los suministros de petróleo y materias primas provenientes de los soviéticos. Cuando le increpé a mi buen colega que me enumerara las naciones ocupadas o mancilladas por los aliados occidentales en Europa no obtuve respuesta de su parte porque simplemente no hubo ninguna. Sin embargo volvió a quedarse boquiabierto cuando le recordé a Polonia, Checoslovaquia, Rumania, Hungría, la mitad de Alemania, Albania y Bulgaria donde fueron colocados gobiernos satélites de la URSS con la amenaza de ser nuevamente invadidos en caso de reclamar auténtica libertad.
No se recuerda por ejemplo, que luego de la invasión de Japón a casi toda Asia Oriental, la ocupación norteamericana lo que dejó fue una nación increíblemente rica, llena de libertades y con una seguridad social y cultura laboral impecables. No se menciona que no se impuso en Japón un gobierno satélite, sino una monarquía constitucional que mantenía el respeto sagrado de los japoneses a la figura del Emperador y a su vez garantizaba las libertades individuales y el progreso mediante elecciones democráticas del poder ejecutivo y legislativo.
Pocos recuerdan que el discurso del General McArthur (ese es el del “I’ll be back” original, no fue Terminator, lo dijo en Filipinas cuando tuvo que huir ante los Japoneses) ante la rendición de Japón dejó impactados a los mismos nipones pues no fue una perorata de victoria y prepotencia sino una verdadera mano tendida de un viejo adversario cansado de luchar y admirador de su derrotado enemigo. Siguen muchos hoy en día encandilados por las acusaciones de imperialismo y de glorias pasadas sin simplemente mirar la historia y sus hechos sin sesgos; esa ceguera cultural e informativa hace mucho daño pues lo usan los populistas como herramienta de engaño y de hacer una cortina de humo ante los incautos. Como dijo José Martí: “Ser cultos para ser libres”.