La destrucción de la policía capitalina

Lo que nunca habíamos visto es la rendición anticipada.

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Ha costado muchos años reconstruir la imagen de la policía del Distrito Federal. Esta es la policía de Durazo, del cuico, de la mordida, de la trampa, de la ineficiencia.

Poco a poco, los gobiernos de la izquierda han ido rehabilitando esa imagen. Los métodos no han sido los más ortodoxos. Por ejemplo, y como lo he referido en este espacio, fue evidente en varios tramos de los últimos diez años la decisión deliberada de evitar el contacto entre policías y ciudadanos en asuntos como el tránsito, lo que ha causado nuestro caos vehicular cotidiano, pero ha disminuido corruptelas.

Las intervenciones de la policía como fuerza pública en asuntos como aquel desalojo del Periférico en tiempos de Rosario Robles o el 1 de diciembre del año pasado en la refriega de la Alameda habían resultado en quejas, intervenciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y las acostumbradas dosis mexicanas de impunidad para ambos lados.

Lo que nunca habíamos visto es la rendición anticipada.

Lo que nunca habíamos visto es la confesión de que simplemente la policía de la Ciudad de México no puede hacer el trabajo que se requiere en una de las urbes más grandes, dinámicas y diversas del mundo.

Primero fue el jefe de Gobierno de la Ciudad de México quien pareció igualar baño de sangre a intervención policiaca. (Jesús Silva-Herzog Márquez hizo un impecable análisis el lunes de lo que tal afirmación significaba).

Ayer fue el secretario de Gobierno del Distrito Federal, Héctor Serrano, quien dijo, ante el bloqueo de Periférico y frente a Televisa por parte de la CNTE, que simplemente no había policías suficientes para poder actuar.

Y el día terminó con el anuncio de que el futbol del fin de semana —UNAM contra América y Cruz Azul contra Querétaro— se suspendía porque no había suficientes policías para cuidar el Informe, el Congreso, a los maestros y a los que quieran ir al futbol.

Valga recordar que en la Ciudad de México hay más de 80 mil policías. Unas cuatro veces más policías por habitante de lo que recomiendan organizaciones internacionales.

Esta es la opinión de las autoridades de nuestra policía: si intervienen, acabará con sangre; pero la verdad es que no tienen suficientes elementos para lidiar con dos eventos masivos. Sálvese el que pueda.

Twitter: @puigcarlos

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