Desde que se detonó en su máxima expresión el tema del narcotráfico en México, parece como si a los criminales los hubiésemos puesto en algo semejante a un altar. Un pedestal que los hace delincuentes de élite, intocables e invencibles.

Si hay series de televisión y cuentas de Twitter inspiradas en ellos, no me extrañaría encontrarme con marcas de ropa o de zapatos.

Una medida del Gobierno Federal, bastante inteligente desde mi punto de vista, es la instrucción que giró a los titulares de las dependencias de seguridad pública de los estados para que modifiquen la narrativa sobre el tema de la inseguridad en México.

No más términos como ejecutado, capo, lugarteniente, encajuelado, encobijado, jefe de finanzas. Tampoco se utilizarán alias para referirse a los delincuentes, ni se mencionará la pandilla a la que pertenecen, como cártel x.

Con esto de cambiar el casete de la película, cuando haya capturas, afortunadamente ya no nos los presentarán en vivo con sus arsenales poderosos, ni harán que den declaraciones y nos hablen a través de los medios de comunicación. Cómo olvidar la sonrisa burlona de aquél delincuente que tiene apodo de muñeca, cuando su captura fue presentada en directo y parecía desafiante aun cuando había sido abatido.

Lo que se persigue es evitar que se siga alimentando la percepción de la inseguridad en México, de que los bandidos son imbatibles. Cambiar la narrativa no va a erradicar al crimen organizado, de acuerdo; pero sí podemos dar pasos gigantes para fomentar la cultura de la denuncia, y que las autoridades ganen un poco de nuestra confianza como ciudadanos.

Escribo, esperando que los medios de comunicación -radio, televisión, prensa, medios digitales- asuman su cuota de responsabilidad en el tema y verdaderamente hagamos esquipo con las autoridades. El pasado lunes, en el foro de consulta para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, uno de los expositores de la mesa México en Paz reflexionó que hacer equipo es tan fácil como entender que todos estamos en el mismo barco: empresarios, hombres, mujeres, niños, autoridades, medios de comunicación. Reitero, todos.