La grilla

Los tiempos asoman la premura en que desatan tiempos de actividad política en Quintana Roo...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los tiempos asoman la premura en que desatan tiempos de actividad política en Quintana Roo. Convertidos en “mensajes de acción”, algunas legisladoras realizan sendos informes de actividades, para mostrarse “de cuerpo completo”, en aparatosos espectaculares, ubicados estratégicos, en las  vías más transitables. Otros aprovechan la renovación de sus comités municipales para agitar banderas, tratando de levantar polvo en unas sociedad más cansada, adormilada y taciturna, que con deseos emocionales y libres de participación política. 

La premura (desde los tiempos de Vicente Fox) ha dado buenos y positivos dividendos en aquellos con pretensiones reales de lograr  alcanzar el poder. La política clientelar y sectorizada, ha logrado transformar el poder en su propio objetivo. La compra venta del voto ha abultado las ánforas para hacerse del triunfo. 

Aquí en Quintana Roo aún se practica una política rústica, o sea, una grilla sectorial, como en los viejos tiempos. Aquí el cacicazgo sigue intacto. Para muestra un botón: sólo basta que se controle el voto de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC- Delegación Quintana roo),  el Sindicato de Taxistas y de Maestros, y el sufragio vigilado en una gran parte por la burocracia, y lo demás lo señala la victoria contundente. Por ello en 40 años de vida institucional de la entidad, el único partido que ha consolidado el poder por el control en el sector obrero, magisterial, burocrático y de taxista es el partido tricolor o sea “la dictadura perfecta”, como dijera el escritor peruano-español,  Mario Vargas Llosa. 

Esto no quiere decir que no existan enclaves de poder regional, en otros grupos políticos, pero su votación ha alcanzado sólo para lograr triunfos en alcaldías municipales. El partido del Sol Azteca lo ha logrado en dos ocasiones, accidentadas,  aquí en Benito Juárez. Las coaliciones partidistas sólo han sido rellenos de la victoria anunciada. La hegemonía tricolor, ahora mismo, está rebasada en la entidad. Los medios informativos, diariamente, destacan el apoyo irrestricto y subordinado a los priistas. 

La oposición parece sufrir un ataque colectivo de temor escénico. Su timidez es tan grande como su inoperancia en construir una alternancia visible en un proyecto nuevo, confiable y creíble en la población votante de la entidad. Los candidatos que han aparecido para encabezar un movimiento dividido de la oposición, asemejan fantasmas en un tétrico espectáculo de temor o extravío. Evidentemente, manipulado por alguien truculento que detrás de él mueve la cuna. En estas circunstancias aparece, con ánimo de incredulidad, en las huestes del partido solaztequista, el abyecto y sometido Alejandro Alvarado Muro. 

Como se ve en el horizonte, Quintana Roo llega a su cuarta etapa de vida constitucional, con fanfarria, alegría esperanzadora y un futuro halagüeño de fiesta tricolor, no tan sólo por la temporada de estas fiestas patrias, sino porque el enclave priista se ve más sólido, robusto y consolidado que nunca. Su contraparte, la izquierda peninsular, de este mar turquesa, carece de  verdaderos líderes, y le sobran “grillos” que pelean con su propia sombra, mientras la otra grilla, la del poder real, abre sus arpegios tricolores, convertidos en informe de actividades.

Lo más leído

skeleton





skeleton