La increíble suerte de los priistas

En cualquier democracia del mundo, los tres sucesos que afectan al PRI, compactados en apenas siete días, harían las delicias de la oposición.

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Vaya semanita para el Partido Revolucionario Institucional, el partido que habita Los Pinos, es mayoritario en ambas cámaras y gobierna la mayoría de los estados. 

Primero: el gobernador del Estado de México, delfín del Presidente, acepta que no puede con la crisis de inseguridad de su entidad, después de haberla negado por meses, y pide auxilio a la Federación. 

Segundo: Cuauhtémoc Gutiérrez, ilustre priista capitalino, dos veces diputado federal, ex líder juvenil del PRI del DF, ex secretario adjunto a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, que ocupara el cargo de consejero político en el Distrito Federal, fuera consejero político nacional, integrante de la Comisión Política Permanente del tricolor y asambleísta, fue exhibido, una vez más, por operar una especie de harén privado con la nómina del partido. 

Tercero: Jesús Reyna inició su carrera política como secretario particular del gobernador de Michoacán —priista— Carlos Torres Manzo de 1974 a 1978, hasta el 80 fue subprocurador general de Justicia del estado y posteriormente ocupó cargos en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI, en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y en la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo).

Fue procurador general de Justicia del estado, y en 1994 secretario general de Gobierno, cargo en el que fue ratificado por el priista Víctor Manuel Tinoco Rubí. 

En 2000 fue electo diputado federal del PRI por el 11 distrito electoral federal de Michoacán a la 58 Legislatura hasta 2003, en ese mismo periodo se desempeñó como presidente estatal del PRI en Michoacán, y en 2004 fue electo diputado al Congreso de Michoacán, y en 2006 fue, por segunda ocasión, electo diputado federal plurinominal a la 60 Legislatura y en 2007 fue candidato del PRI a la gubernatura del estado. Este otro ilustre priista de larga carrera en el partido es arraigado porque se sospecha que tiene algún nexo con el crimen organizado. 

En cualquier democracia del mundo, estos tres sucesos compactados en apenas siete días harían las delicias de la oposición. Regalo del cielo. Tres priistas de cepa en apuros. Ocuparían todas las tribunas y en todos los medios denunciando la incompetencia o corrupción del mayor de sus adversarios.

Pero de PAN y PRD solo silencio. 

Bueno, no exactamente. 

Se estuvieron peleando entre ellos por los liderazgos de cada organización. 

Priistas suertudos. 

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