La literatura maya, un canto a los cuatro elementos

Es un honor compartir en el periódico Novedades Rivera Maya un extracto de la conferencia...

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U ts'iibil le maayao', jun p'éel k'aay ti' kan p'éel ba'alo'ob

Es un honor compartir en el periódico Novedades Rivera Maya un extracto de la conferencia que impartí en los Ángeles, California.

La literatura es el fruto de la más grande tarea del pensador: Crear la belleza a través del arte de la palabra, hecha poesía.
La cultura maya, en su esplendor, tenía el don del arte, su lenguaje fue dulce y preciso, musical e imaginativo.

Los escribientes eran llamados Pakal Wotan –sembrador de escritura sabia-. Ellos plasmaban las historias en los códices, también en piedra y en cerámicas guiando a los artesanos, con los glifos mayas adecuados. Cada Escribiente tenía que contar la grandeza del gobernante, las costumbres de la época, la importancia de la siembra y sobre todo la fertilidad.

Por ello hace 200 siglos, en el tiempo en que el tiempo no se contaba como ahora. Cada escritura ancestral tenía que tener los cuatro elementos, la luz, la tierra, el agua y el fuego. Estelas cuyos vestigios aún son fuente de inspiración, son la unión con el cosmos, son el eterno legado.

Nos dejaron vestigios de su esplendor escribiendo con fuego sobre el jade, sobre el mar con la espuma de su oleaje; en el viento a través de sus estelas y, en la tierra, con monumentos esculpidos por los hombres al golpe musical de sus cinceles. 

De esa forma los dioses concedieron a los mayas la voz sagrada de la eternidad, como diría el poeta Horacio Zúñiga, lengua de sortilegios envueltos en trinos y aromas, suave como la miel, misma que con su magia, consigue el vuelo del jaguar hecho palomo, que describe la belleza de los pavorreales, que manifiesta la musical quietud de las noches; claras y puras como el agua melodiosa. Es fuego sagrado que vibra en las constelaciones.

Heredaron del sol la tierra donde vivían, pobladas de ecos de sabiduría que se derramaban como miel.  Ecos musicales que cantaban lo mismo al guijarro que a la cumbre, al lirio que a la estrella.

Los poemas en la literatura maya, reflejan las voces cósmicas de la Ceiba sagrada, la palabra o la luz, la literatura maya muestra la pertenencia de los poetas al universo y a la naturaleza, y su parentesco entrañable con todas las cosas, así como el de todas las cosas entre sí.

Soy la Ceiba Sagrada
Donde penden tus hijos,
Madre,
Soy la vértebra que une
Las trece capas del cielo
Y los nueve niveles del inframundo
Donde transitan los espíritus.

Brotados del espíritu de una poderosa tradición, los cantos en  la literatura maya  viene a enriquecer la poesía actual, donde se invocan a las fuerzas creadoras del universo, versos poblados de entidades y objetos cuya fuerza va más allá de la referencia literaria.

Algo importante de la literatura maya es hablar en primera persona: “Soy la palabra antigua, que sólo se dice pasada la media noche”

Y recuerda el himno milenario de Rig Veda, donde esa misma palabra primordial habla en primera persona, diciendo: “Soy la reina de los tesoros, la que los acumula, soy la sabia”.

Es una fortuna para el mundo, el resurgimiento literario de las lenguas madres de sus distintas regiones, cuyas muchas voces se suma en este congreso. Y es de esperarse que se logre resarcir la pérdida que ha implicado el prolongado silencio que la arbitrariedad de la historia le ha impuesto. La riqueza de estas lenguas y de las numerosas tradiciones autóctonas, con su gran sabiduría, ahora que comienzan a mostrarse representa uno de los signos más alentadores de esta época.

La literatura, es un  canto  a los cuatro elementos que recorre el mundo, trenzando caminos.

Agradezco a mi cultura darme raíces ancestrales y bendecirme con una herencia mestiza… desde México mágico al mundo entero... por mi cultura hablara mi espíritu.

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