La mera neta

Peña Nieto cumplió con un formulismo propio de su investidura y no propició condiciones que se afirme: “Vamos a salir de los problemas”.

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La mera neta, como se dice popularmente, en lunes anterior, con motivo del primer informe del presidente Enrique Peña Nieto, no sucedió más nada. Quizá multitudes esperaban que el titular del Ejecutivo federal diera algún anuncio espectacular o abordara temas relevantes como la famosa Reforma Energética (que, la neta, ya me tiene hasta la “macarena”), pero simplemente no aconteció nada que valiera la pena.

Pero lo más lamentable sucedió días atrás. Con los “maistros” de la polémica CNTE haciendo lo que quisieron, bloqueando calles centrales de la capital del país, obligaron a que el mensaje del informe se trasladara hasta la residencia oficial de Los Pinos, cuando la sede natural es el Palacio de San Lázaro, donde los 500 diputados federales discuten, parlotean, hacen berrinches y, por supuesto, cobran de lo lindo más de 100 mil papeles mensuales.

En realidad, lo único que valió la pena en todo ese borlote es que los fanáticos “flojesores” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación consiguieron hacer correr a diputados, senadores y hasta al mismo Peña Nieto, cuando las autoridades encargadas de la seguridad debieron haber accionado para garantizar el famoso respeto a las instituciones.

Pero ni modo. Con el argumento de que no habría violencia, pues todos cedieron, menos los profesores que, simplemente, no quieren la aprobación de una ley (de hecho ya se aprobó) que los evalúe. Fácil, tan “buenos” maestros son que tronarían cualquier examen de conocimientos.

Y así, en ese marco de impunidad, se desarrolló el informe presidencial de don Enrique Peña que, en términos generales, se dio un plazo de 120 días para empezar a transformar al país con leyes de supuesta vanguardia como la energética, la hacendaria, la educativa, de la transparencia y otras más que, la mera neta, no están a la vuelta de la esquina y que en 120 días restantes estará muy “cabresto” que se aprueben.

Por supuesto que en el acto presidencial, las huestes priistas eran las más alegres. Claro, después de 12 años de tragarse discursos panuchos, ahora retornaban para brindar un aplausómetro continuo. Parte del show mediático y de músculo tricolor. Pero, aún así, no hubo mucha tela para cortar.

Hace años, millones de personas encendían sus televisores para ver y después comentar los informes presidenciales, sean de los antiguos priistas o de los fugaces panistas (don Fox y don Calderas). ¿Y ahora?

PRIMERA CAIDA.- Peña Nieto cumplió con un formulismo propio de su investidura, pero tampoco propició condiciones para que los propios políticos y los ciudadanos comunes y corrientes afirmen: “Vamos a salir de los problemas”.

SEGUNDA CAIDA.- Mucha Reforma Energética, pero nada concreto sobre la situación económica que impera en México. No hay plata para el desarrollo de empresas y menos para los trabajadores que dependen, quizá, de dos salarios mínimos para malvivir.

TERCERA CAIDA.- La neta, un informe desabrido y sin mucho lugar a expectativas favorables. La mera neta.

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