Las autoridades estatales dispusieron -para evitar riesgos de incendios fuera de control por causa del clima- atrasar el inicio de la temporada de quemas del 1 de marzo al 15 de junio, además declararon 52 municipios de alto riesgo, todo lo cual está muy bien.

Ante estas disposiciones que nadie puede objetar, vale recordar que durante siglos los campesinos mayas usaron el sistema de roza-tumba-quema para preparar las tierras y hasta hace no pocos años -cuando había cierta predecibilidad en los fenómenos naturales- lo seguían utilizando sin ningún problema y mantenían buen rendimiento en  la milpa, una creación humana magnífica y digna de ser preservada como sistema productivo y por sus implicaciones culturales y religiosas.

Uno de los graves errores que se cometen ante los usos y costumbres de las comunidades autóctonas es mirarlas con ojos “occidentales”. A  la milpa, si se le ve con la visión del mercado insensible y se le juzga con las categorías de la rentabilidad a ultranza, quizá tenga muchos defectos, pero no se puede olvidar la historia y ésta nos refiere que en algunas épocas permitió alimentar a un millón de mayas.

Aquí habría que repensar muchas cosas: por ejemplo la dieta del maya, que en las épocas de su esplendor no incluía la carne como alimento principal, pero sí era rica en verduras y granos. Este tema da para más.