La navidad al desnudo (2)

Se cree que en el siglo IV ya se celebraba el Adviento en lo que hoy es conocido como la Península Ibérica y en la Galia.

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Adviento es una palabra que figura en la liturgia de casi todas las denominaciones cristianas. Su duración varía desde 22 hasta 40 días, según las diversas iglesias. Su designación oficial en la  Católica es Adventus Redemptoris que significa Venida del Redentor y dura entre 22 y 28 días (los cuatro domingos previos a la Natividad). En la Iglesia Ortodoxa la duración es de 40 días: se inicia el 28 de noviembre y concluye el 6 de enero.

Este año, el Adviento comenzó el domingo 1 de diciembre y el último domingo será el 22. Con el Adviento comienza el Año Litúrgico en la Iglesia Católica, el cual se cierra antes del primer domingo de Adviento. El domingo que cierra el Año Litúrgico es el de la festividad de Cristo Rey, instaurada por el papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925.

Se cree que en el siglo IV ya se celebraba el Adviento en lo que hoy es conocido como la Península Ibérica y en la Galia (conformada por lo que hoy son Francia, Bélgica, partes de los Países Bajos, Suiza y  Alemania, el País de Gales e Irlanda). Quien decretó este tiempo litúrgico fue el papa Siricio, quien gobernó a la Iglesia entre el 384 y el 399.

Una de las tradiciones de esta fecha es la de la Corona de Adviento, que consiste en un círculo hecho con ramas verdes (de especies perennifolias: de hojas que no caen durante el Otoño) y sin flores –es el símbolo de la espera- y con  cuatro cirios dispuestos en esquinas equidistantes, los cuales se van encendiendo cada uno de los domingos de Adviento, de modo que cuando concluya este tiempo de espera, los cuatro estén encendidos. 

El Adviento es tiempo de espera expectante y esperanzada, no ocasión para la parranda y el desmadre. En el periodo de espera, se celebran las posadas que recuerdan el peregrinar de María y José en busca de un sitio donde alojarse y  tampoco son motivo de excesos. De las posadas hablaremos el próximo domingo. Mientras, recuerde que el que nació era pobre y desvalido. Los ritos y tradiciones de nada valen si no hay caridad para con el prójimo jodido.

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