La parálisis, las reformas y el futuro de los partidos

La suspensión de actividades del gobierno estadunidense y la muy cercana suspensión de pagos es producto de una bronca al interior del Partido Republicano.

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Sería un error, una imprecisión mayor, describir lo que está sucediendo en Estados Unidos como la bronca entre dos partidos políticos de distinto cuño y con diferentes programas. La suspensión de actividades del gobierno estadunidense y la muy cercana suspensión de pagos es producto de una bronca al interior del Partido Republicano entre la vieja guardia y el movimiento emergente y radical que se conoce como Tea Party. Es una disputa que sucede en cada pequeño condado sobre qué es el conservadurismo estadunidense en el siglo XXI y quién lo representa mejor. En realidad, los demócratas son un poco espectadores en estos sucesos.

Y esa bronca la pagan todos los ciudadanos estadunidenses.

Parece un signo de los partidos.

Aunque las dimensiones y, por lo tanto, las consecuencias de lo que sucede en México son otras, creo que hay que leer parte de lo que estamos viendo y veremos las próximas semanas con las mismas claves. El destino de las reformas hacendaria y energética tiene mucho más que ver con las disputas por el poder al interior de los partidos de oposición que con la sustancia de las iniciativas.

Basta ver al PAN. Fue el gobierno de Felipe Calderón el que aumentó el IVA de 15 a 16 por ciento y de 10 a 11 en la frontera al inicio de lo que sería una profunda recesión económica y fue ese mismo gobierno el que —en medio de la recesión— propuso gravar con dos puntos porcentuales de IVA las medicinas y alimentos. La propuesta no prosperó por grillas priistas. Ese fue el gobierno que creó el IETU, por cierto. Esos mismos nos dicen hoy que aumentar impuestos en medio de una recesión es la peor idea del mundo.

La verdad es que la campaña contra la reforma hacendaria tiene como objetivo disputarle al actual líder del PAN la presidencia del partido, y parte de la estrategia es debilitarlo frente a sus interlocutores del Pacto por México y frente a sus votantes naturales de clase alta, que de ser aprobada la iniciativa tal como está, pagarían más impuestos.

Así como Marcelo Ebrard obligó al PRD a caminar su rumbo en la energética, el calderonismo ha convertido a Gustavo Madero en opositor en la hacendaria.

De eso se trata, no de otra cosa.

Twitter: @puigcarlos

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