La red poderosa

Ya sabemos que desde el Facebook, el Twitter y otras redes sociales podemos convocarnos y hacernos presentes para advertir a quien pretenda actuar en contra nuestra.

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Parece cosa trivial y de poca monta, pero lo ocurrido en plaza Altabrisa viene a corroborar la importancia determinante que comienzan a adquirir –que ya han adquirido- las redes sociales para definir rumbos en la vida política, económica y social. La presión de cientos de inconformes con la intención de cobrar estacionamiento en ese sitio hizo que los propietarios dieran nueva marcha atrás en esas pretensiones.

El boicot planteado por algunos cibernautas, la idea de ir a manifestarse en las entradas de la plaza y otras medidas propuestas, así como la concomitante inconformidad con la disposición, se reflejaron casi de inmediato en una declaración de la empresa propietaria, que aclaró que no tiene intenciones de cobrar todavía, lo mismo que de las autoridades que se deslindaron de cualquier medida tomada en ese sentido.

De esta presión ciudadana se derivan muchas lecciones que pueden darnos pistas para proceder contra medidas que atenten contra los intereses colectivos. Imagínese usted una manifestación en las redes (o convocada por ese medio) si hubiera que hacerle saber a la autoridad de cualquier nivel que no estamos conformes o no nos parece una disposición, la que sea, que creamos contraria al bienestar ciudadano.

Para que eso sea, ya sabemos que desde el Facebook, el Twitter y otras redes sociales podemos convocarnos y hacernos presentes para advertir a quien pretenda actuar en contra nuestra.

Lo de Altabrisa no pasaría de ser una anécdota más si no hubiera tenido los resultados que finalmente tuvo. Trascendió y se convirtió en mucho más que un mero episodio gracias a que hizo eco en el ciberespacio, donde todos quienes quieran y tengan sea una supercomputadora o un humilde celular puede expresarse libremente y sin cortapisas. De algún modo, la red es la gran democratizadora porque ofrece esa oportunidad a todos.  

Claro que hay abusos –no soy ingenuo- y esos medios de comunicación se emplean también para el mal –o para cosas banales y sin sentido-, pero está en nosotros, en todos y cada uno de los usuarios, tomar las medidas pertinentes para que eso no ocurra.

El futuro está en la red, no hay duda, y quien se oponga quedará en la cuneta, como un paria sin destino. Mejor nos sumamos, saneamos lo que haya que sanear, y aprovechamos las enormes ventajas que las redes nos ofrecen de ser ciudadanos universales.

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